El Premio Turing está considerado el “Premio Nobel de la computación”. Lleva el nombre de Alan Mathison Turing, el matemático británico considerado el padre teórico de la ciencia computacional y la inteligencia artificial.
Es otorgado la aquellas personas que, nomeadamente, “hagan contribuciones que perduren en el tiempo y sean de naturaleza técnica vital para la comunidad de las ciencias de la computación”.
El premio fue creado a mediados de los años 60 y en más de 40 ediciones sólo fue concedido la una mujer, Frances Elizabeth Allen, “por sus contribuciones que mejoraron fundamentalmente el rendimiento de los programas de computador y aceleraron el uso de sistemas de computación de alto rendimiento”.
Ella, desde el prestigioso IBM Thomas Watson Research Center, puso las bases teóricas y prácticas de las técnicas de optimización automática en compiladores (la parte del computador encargada de traducir las instrucciones de un programa a códigos entendibles por las máquinas) y la extracción automática de paralelismo (realización de una tarea repartida en procesos hechos al mismo tiempo). Definió una serie de técnicas que se siguen utilizando en los compiladores actuales y que contribuyeron a aumentar su eficiencia.
Al margen de sus éxitos científicos se le ha distinguido por su trabajo en favor del acceso de la mujer a la ciencia, especialmente en ingeniería y computación, donde su presencia sigue siendo minoritaria.