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Mª Teresa Rodríguez: «La zoodiversidad edáfica juega un importante papel en la sostenibilidad de nuestro sector agrario»

Mª Teresa Rodríguez es Profesora Titular en el Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física del Campus Terra
Mª Teresa Rodríguez es Profesora Titular en el Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física del Campus Terra
Mª Teresa Rodríguez, docente e investigadora del área de Zoología del Campus Terra, pone el foco en la relación entre la zoología del suelo y la gestión agroambiental

En 1881, Charles Darwin dedicó el que sería su último libro a unos pequeños seres cuya existencia suele pasar desapercibida: las lombrices. En sus páginas, el naturalista británico repara en su imprescindible contribución a la formación y fertilización del suelo, elemento esencial para la vida en el planeta.

De este modo, ayudó a constatar que estas “ingenieras de ecosistemas” mejoran las propiedades hídricas del suelo, facilitan la asimilación de los nutrientes por parte de las plantas al degradar la materia orgánica y promueven la actividad de microorganismos beneficiosos para el medio natural.

Estos servicios ecosistémicos, que también recaen en otras especies de la fauna edáfica, están irremediablemente vinculados a la calidad de nuestra producción agraria, permitiendo que se pueda desarrollar de una manera eficiente, productiva y, sobre todo, sostenible.

Con el objetivo de conocer las dinámicas que rigen esta relación, hoy entrevistamos a Mª Teresa Rodríguez, Profesora Titular en el Departamento de Zoología, Genética y Antropología Física del Campus Terra con una extensa trayectoria en el estudio y conservación de invertebrados terrestres, entre otras muchas cosas.

-Usted lleva más de dos décadas vinculada al Campus Terra de la USC. ¿Cómo evolucionó su labor docente e investigadora en este tiempo y que hitos destacaría?

-Mi labor, tanto docente cómo investigadora, ha cambiado desde que llegué al Campus Terra. 

En lo relativo al primero caso (docencia) no solo cambió, sino que sigue cambiando año a año, pues creo que es deber de los docentes mantenerse actualizados en los contenidos de las materias que imparten y en la manera de impartirlas, adaptándose a las nuevas tecnologías y a las inquietudes del alumnado.

En el segundo aspecto también ha cambiado mi labor, pues cuando llegué a Lugo formaba parte de un equipo de investigación en la facultad de Biología en Compostela y poco a poco fui adaptando mi investigación a ámbitos más relacionados con el sector agrario, pero teniendo siempre presentes los aspectos biológicos y de conservación.

-Uno de sus ámbitos de especialización es la malacología terrestre. ¿Qué relevancia tiene el estudio de los gasterópodos en el contexto actual de cambio climático y conservación de la biodiversidad?

-El cambio climático es una de las principales amenazas para la conservación de las comunidades naturales en los diferentes ecosistemas, pues provoca modificaciones en la temperatura y en la disponibilidad de agua que afectan a los ecosistemas y su biodiversidad. El cambio climático, al actuar sobre los factores ambientales, puede afectar a la abundancia, a la dinámica poblacional y a la composición de las poblaciones, bien de manera directa o a través de otros factores del medio.

En este sentido, los moluscos terrestres son muy dependientes de estos factores, que impactan directamente sobre su ciclo biológico afectando a su hibernación, crecimiento y reproducción, por lo que están considerados como uno de los grupos más vulnerables por su distribución, en muchos casos, muy restringida. Además, también se ven afectados de manera indirecta, pues la pérdida de hábitats por deforestación, fuegos o desertización, también les afecta.

Por otra parte, el cambio climático altera la disponibilidad de alimento, lo cual afecta su supervivencia.

Si sabemos los condicionantes climáticos para las especies de gasterópodos terrestres podemos identificar las áreas geográficas que reúnen las condiciones climáticas idóneas para su presencia, lo que nos permitiría identificar hábitats idóneos donde las especies podrían estar presentes, aunque no se tenga constancia de ello, y áreas climáticamente fáciles para su presencia en un futuro. 

De esta manera, se podrían realizar esfuerzos de conservación identificando, por ejemplo, posibles áreas a proteger para mantener la biodiversidad de gasterópodos terrestres que, como el resto de la fauna, juegan un papel muy importante al aportarle un montón de servicios ecosistémicos a nuestros ecosistemas edáficos, pues intervienen en las cadenas tróficas, en las propiedades físico-químicas de los suelos, en la formación de estructuras biogénicas…

El cambio climático provoca una pérdida generalizada de biodiversidad, lo cual amenaza la dinámica de los ecosistemas y también la salud humana.

-Participa activamente en grupos de investigación que abordan temas como la ecología agraria, la calidad del suelo o la gestión de residuos. ¿Qué sinergias se generan entre la zoología del suelo y la sostenibilidad agraria?

-La sostenibilidad agraria es de vital importancia para la producción de alimentos destinados a alimentar una población mundial en aumento; casi toda la tierra fértil del mundo está en uso y las áreas de tierra cultivable no pueden expandirse de una manera significativa. El desafío global es asegurar rendimientos altos y de calidad y hacer que la producción agrícola sea compatible con el medio natural.

La presencia, o ausencia, de determinados taxones (categorías de clasificación de los seres vivos) no solo nos están indicando si algo está pasando, pues hay grupos que son muy sensibles a la contaminación, o, por el contrario, muy tolerantes; alterar el equilibrio que existe en el medio edáfico repercute directamente sobre la calidad de la producción agrícola y su conservación a largo plazo.

En este sentido, la fauna edáfica juega un papel muy importante en las características físico-químicas de nuestros suelos, intervenido activamente en el ciclo de los nutrientes, pues muchos de los taxones edáficos son muy importantes en la descomposición de la materia orgánica, por lo que no pueden quedar a un lado en los estudios de sostenibilidad agraria.

Por otra parte, especies no típicamente edáficas, pero sí con fases larvarias en el suelo, intervienen en procesos vitales para la producción de alimentos; estoy hablando de los polinizadores (abejas, escarabajos, mariposas, etc.) que contribuyen a la diversidad vegetal y afectan a la zoodiversidad a través de la polinización.

En lo que se refiere a la gestión de residuos, tenemos que tener presente que en el medio edáfico tenemos taxones animales que son muy útiles para la transformación de esos residuos a causa de los procesos digestivos que desarrollan. Estos los llevan a detoxificar toxinas y mismo a biodegradarlas o bioacumularlas en sus tejidos, retirándolos así de la circulación edáfica. En este sentido, hay un grupo que está siendo muy empleado en los procesos de zoorremediación edáfica; se trata de las lombrices, las cuáles se están usando para estudios de ecotoxicidade en los suelos.

Es por eso que la zoodiversidad edáfica juega un importante papel en la sostenibilidad de nuestro sector agrario.

Los gasterópodos terrestres aportan múltiples servicios ecosistémicos a nuestros ecosistemas edáficos
Los gasterópodos terrestres aportan múltiples servicios ecosistémicos a nuestros ecosistemas edáficos

-El seguimiento de especies como Geomalacus maculosus o la elaboración de listas rojas en Portugal evidencian su implicación en proyectos de conservación. ¿Cuál es el mayor reto para proteger la fauna invertebrada autóctona en la península ibérica?

-Desde mi punto de vista, no hay un mayor reto, sino varios retos mayores:

  • Pérdida y degradación de hábitats por contaminación, fuegos, deforestación o construcciones que inciden directamente sobre la fauna invertebrada y para las que no se hacen estudios de impacto ambiental o, de hacerse, son de “aquella manera”, impactando directamente sobre la calidad y disponibilidad de hábitats.
  • El cambio climático, que como ya comenté, afecta a la distribución, supervivencia y mismo reproducción de los invertebrados.
  • Actividades humanas, presencia de especies invasoras, falta de educación...
  • Desconocimiento de su papel en todos los procesos ecológicos en los que intervienen y sin los cuáles no tendríamos ni alimento, ni aire puro o mismo ni suelo para construir nuestras edificaciones, vías de comunicación, etc. 

-Su participación en proyectos como “Desde el campo a la mesa” o “Bio+” muestra una clara apuesta por la investigación aplicada. ¿Cómo valora la transferencia de conocimiento desde la academia al sector agroalimentario?

-Me parece de vital importancia, pues es la manera de que el dinero invertido en la investigación pueda revertir en los diferentes sectores que lo precisan y que, en muchas ocasiones, no están en disposición de hacer investigación; la investigación aplicada es una forma de revertir en la sociedad los avances que se van alcanzando en la academia.

-A lo largo de su trayectoria colaboró con numerosos equipos multidisciplinares. ¿Qué papel juega la colaboración entre disciplinas (biología, agronomía, ecología) en sus proyectos actuales?

-Si queremos hacer investigación con aplicación en la vida diaria, no nos queda otra que interactuar entre las distintas disciplinas, pues es la manera de saber cuáles son las necesidades de nuestro sector agroalimentario; no se puede trabajar en compartimentos estancos ya que el campo es una mezcla de muchas cosas que interactúan entre sí, por lo que los investigadores también tenemos que establecer sinergias entre nosotros para dar respuesta a las inquietudes que se nos presentan desde los agrosistemas. 

-En el marco del Campus Terra, ¿qué potencial ve para que Lugo se consolide como referente en investigación sobre sostenibilidad y agroecología desde una perspectiva integradora del medio rural y natural?

-El medio rural y el medio natural no se pueden ver cómo dos cosas aisladas y sin ningún tipo de nexo de unión, pues eso sería un gravísimo error para el sector agrario. Están irremediablemente unidos e integrados, no podemos disociarlos.

Esta integración se refiere a la coexistencia en armonía de las actividades humanas en áreas rurales y a la preservación de los ecosistemas naturales; esto implica el desarrollo de prácticas sostenibles que promuevan la conservación de la biodiversidad, el uso responsable de los recursos naturales y la integración de la actividad económica con la protección del medio natural.

En este sentido, el medio rural debe preservar el suelo, el agua, el aire; proteger biotopos, espacios verdes, preservar el paisaje y conservar la biodiversidad.

Lugo tendría que estar ya consolidado como referente en investigación sobre sostenibilidad y agroecología, pues hay grupos muy punteros que están desarrollando sus trabajos en todos estos aspectos y con resultados muy satisfactorios; pero el problema viene de algo que aparece reflejado en la pregunta y que, por desgracia, aún no tenemos interiorizado de todo: perspectiva integradora.

-Finalmente, ¿qué líneas de investigación cree que serán clave en el futuro inmediato dentro del campo de la zoología aplicada a la gestión agroambiental?

-Todas las relacionadas con la conservación de la biodiversidad y de sus servicios ecosistémicos (polinización, diversos procesos de bioturbación, zoorremediación, diseminación de semillas, control de plagas, flujo de materiales y energía, herbivoría…), pues si perdemos esos servicios, no hay posibilidad de gestionar nada.

La fauna influye en los patrones de distribución y composición de la vegetación, en los suelos y en los procesos geomorfológicos, por lo que tiene un papel muy activo en la gestión agroambiental. Los problemas en la gestión de la fauna van a afectar a la conservación de la naturaleza.

No podemos olvidar que los paisajes agrarios son resultado de la interacción de múltiples factores y uno de ellos es, claramente, la fauna que habita en ellas.

Los contenidos de esta página se actualizaron el 12.06.2025.