Tres alumnas del máster DAEN cooperan con personas refugiadas en un campamento de la isla griega de Samos

Tres alumnas del Máster en Dirección de Actividades Educativas en la Naturaleza (DAEN) en la Facultad de Formación del Profesorado del Campus Terra de la USC acaban de completar una experiencia de voluntariado internacional después de asistir y convivir durante un mes con familias con necesidades especiales que se encontraban en el campamento de refugiados de la isla griega de Samos, la cuna de Pitágoras y hasta donde estas tres universitarias se desplazaron para completar una estadía en prácticas al amparo del proyecto Landcare.
Meses antes de ser protagonistas de esta experiencia inimaginable en el mar Egeo, el destino ya había provocado que sus vidas se encontrasen en la Facultad de Formación del Profesorado del Campus Terra de la USC para cursar el Máster DAEN, un postgrado singular en la universidad española abierto a todas aquellas personas que entienden la educación y la enseñanza como procesos transversales más allá del trabajo realizado en las aulas. Así las cosas, Marta Fernández Román, Amaia Sanz Bilbao y Colleen Fugate aterrizaron en Lugo desde Cádiz, Navarra y Estados Unidos, vía Valencia, respectivamente, para ampliar su formación de grado ya completada en los campos de la educación infantil y de la sociología de género.
Adaptadas a las dinámicas de aprendizaje que rigen este postgrado, que mezcla nuevas metodologías con la multiplicidad de vivencias y espacios naturales, la sorpresa volvió a llamar a la puerta de estas chicas cuando les propusieron, al amparo del proyecto europeo Landcare, desarrollar las prácticas del máster en Grecia, concretamente, en el Centro de Interpretación Marina y Terrestre del Pithagóreio, la segunda ciudad más importante de la isla de Samos y enclave histórico por ser la cuna del filósofo Pitágoras.
Marta, Colleen y Amaia permanecieron un mes en el Pithagóreio, una estadía en el archipiélago heleno del mar Egeo tan breve como intensa, porque “vivimos la experiencia de nuestras vidas”, señalan, al tiempo que añaden que “al lado del hostal en el que nos alojamos había un campamento de refugiados, el segundo más grande de Grecia después del radicado en Lesbos, en el que vivían 15 familias con necesidades especiales con las que compartimos muchas horas y vivencias”.
Fue algo increíble ayudar a niños y niñas, jóvenes y mayores refugiados llegados a este enclave cerca de Turquía desde Siria, Congo, Irak o Kuwait y con las miras puestas en alcanzar su Tierra Prometida, para unos Alemania, para otros Francia, Italia o Canadá, relatan. Estas tres cooperantes quedaron asombradas tras conocer las historias particulares de algunos de los refugiados, entre los que había niñas ya casadas e incluso estudiantes de Medicina que vieron truncadas sus aspiraciones académicas. Uno de los mayores impactos llegó con la despedida, cuando estas estudiantes de la USC tuvieron que frustrar las ilusiones de aquellos que querían acompañarlas en el viaje de regreso a Galicia para comenzar una nueva vida.