Premio Nobel "por conseguir condensación de Bose-Einstein en gases diluidos de átomos alcalinos, y por los primeros estudios fundamentales de dichos condensados”
En base a un trabajo del físico hindú S. N. Bose, Albert Einstein predijo en 1925 que, al bajar mucho la temperatura, podía darse un nuevo estado de la materia: un grupo de átomos encerrados muy juntos en una caja, que en principio se comportan como un conjunto de bolas rebotando unas con otras, empiezan a sentirse unos a otros. El enfriamiento reduce su velocidad y, al hacerlo, las leyes de la física cuántica (principio de incertidumbre) dictan que su posición se difumina: los átomos crean un borrón de materia, en el cual pierden su identidad individual, confundiéndose en una única nube cuántica que se puede observar macroscópicamente.
Esa condensación de átomos, llamada condensado de Bose-Einstein, fue unha quimera teórica durante 70 anos, hasta que en 1995 Carl Wieman y Eric Cornell (que tenía entonces 33 anos de edad) consiguieron obtener tal estado, enfriando átomos de rubidio con láseres y campos magnéticos hasta la ínfima temperatura de 170 nK (170 mil millonésimas de grado por encima del cero absoluto).
A esa temperatura tan baja, tal y como habia predicho Einstein, las ondas de materia de esos átomos se coordinaron y se comportaron como si fuesen un nuevo ente, un superátomo producto de la condensación del conxunto, con una respuesta conjunta coordinada, en vez de funcionar los átomos individuales como bolas independientes. En ese estado podría decirse que los átomos cantan al unísono, como si fuesen un láser de materia. Por indicar una analogía: un gas ordinario es al condensado de Bose-Einstein lo que la luz natural es a un rayo láser.
El descubrimiento no solo cerró una búsqueda de 70 años en el campo de la física, sino que marcó un antes y un después en la disciplina, dando nacimiento a una línea de trabajo que día a día sorprende con nuevos hitos. La revolución fue de tal magnitud que solo 6 años después Cornell fue galardonado con el Premio Nobel (a los 39 anos), junto a Carl Wieman y Wolfgang Ketterle. Las posibilidades que abre este nuevo estado de la materia están dando resultados asombrosos no solo a nivel de las bases de la propia física, sino que también en el ámbito tecnológico, en telecomunicación, tratamiento de materiales, desarrollo de relojes atómicos del tamaño de un chip o computación.