Irene Ortiz Leal: «El TFG fue el germen de mi tesis doctoral y de la continuidad en la carrera investigadora»
Irene Ortiz Leal, profesora Ayudante Doctor de Anatomía en la Facultad de Veterinaria del Campus Terra (USC), combina una doble formación en Farmacia y Veterinaria y un doctorado en Neuroanatomía que le permite tender puentes entre lo molecular, lo experimental y lo clínico. Su tesis comparó los sistemas olfativo y vomeronasal en perro, lobo y zorro, revelando un menor desarrollo sensorial en el perro doméstico vinculado a la domesticación y a la selección de trazos sociales. Estos resultados, con amplia repercusión y producción científica, refuerzan una idea central: la domesticación transforma también el encéfalo y las capacidades sensoriales.
Su agenda investigadora prioriza el enfoque comparado del olfato y la comunicación química en múltiples especies para comprender mejor tanto la biología animal como las bases del olfato humano. Las estancias en el Instituto Max Planck, la Universidad de Edimburgo y la Freie Universität Berlin ampliaron su caja de herramientas metodológicas y tejieron colaboraciones esenciales.
En paralelo, su docencia apuesta por sesiones prácticas participativas, modelos anatómicos, conexión con otras materias y la exploración en un futuro de formatos innovadores (mentoring, podcasts, clase invertida) para sostener la motivación del alumnado.
Esta entrevista es un viaje de enorme interés alrededor de su carrera profesional…
-Su formación combina Farmacia y Veterinaria, además de un doctorado en Neuroanatomía. ¿Cómo influyó esta doble perspectiva en su forma de abordar la investigación y la docencia en anatomía?
-Desde luego, la formación en Veterinaria fue fundamental para la investigación y docencia en anatomía. De este modo, la carrera me dio una formación amplia, aplicada y comparada de la anatomía, donde pude descubrir la gran diversidad que existe entre especies y la relación entre estructura y función en un contexto tanto académico cómo clínico.
Por otra parte, mi formación en Farmacia me aportó conocimientos en Bioquímica y Fisiología a nivel molecular, algo que resultó fundamental cuando comencé a trabajar en Anatomía, ya que en el laboratorio trabajamos con conceptos anatómicos, pero también su relación funcional mediante receptores, y sus cadenas de transducción.
Además, la carrera de Farmacia me proporcionó una base muy completa en el manejo del laboratorio que complementó mi experiencia y facilitó mi aproximación a la investigación. Gracias a eso, pude manejar con mayor seguridad técnicas muy utilizadas, como la inmunohistoquímica, el cálculo de diluciones o los métodos estadísticos para el análisis de resultados. Mirando atrás, creo que la carrera de Farmacia fue indispensable en mi formación; y sobre todo fue, junto con Veterinaria y la aproximación a la investigación en el TFG, el germen de mi pasión por la investigación.
Los conocimientos y habilidades adquiridas en ambas carreras confluyeron en mi doctorado en Neuroanatomía, y me permitieron integrar conocimientos moleculares, experimentales y aplicados, así como me ayudaron a formular preguntas más amplias, cuestiones desde el nivel microscópico hasta el macroscópico.
Y en la docencia, los conocimientos de ambas carreras me permiten transmitir la anatomía como una disciplina en directa relación con la Fisiología o la práctica clínica, imprescindible para la comprensión de los conceptos por el alumnado, y sobre todo para su motivación en el aprendizaje.
-Su tesis se centró en la Neuroanatomía comparada de los sistemas olfativo y vomeronasal en cánidos. ¿Qué hallazgos principales destacaría de este trabajo y qué aportan al conocimiento de la domesticación animal?
-El estudio comparó la morfología y funcionalidad de los sistemas olfativo y vomeronasal (el sistema que se encarga de la percepción de feromonas y otros compuestos químicos) en perros domésticos, lobos y zorros. Nuestros resultados demostraron que tanto el lobo como el zorro poseen un grado de desarrollo mayor en estos sistemas que el perro doméstico. Esta diferencia es evidente tanto en las estructuras anatómicas que detectan las moléculas (neuroepitelio) como en las áreas cerebrales que procesan la información (bulbos olfatorios).
Estos descubrimientos sugieren que el proceso de domesticación del perro no solo alteró las características físicas y comportamentales, sino que también tuvo un efecto significativo en el encéfalo, y en estas estructuras en concreto. La menor capacidad sensorial olfativa y vomeronasal del perro, en comparación con sus parientes salvajes, puede ser una consecuencia de la selección artificial. Durante la domesticación, los humanos priorizaron capacidades como la docilidad y la sociabilidad sobre otras capacidades como olfativa, y por tanto, parece lógico pensar que esta involución de los sistemas olfativos podría estar relacionada con el hecho de que el perro ya no precisa depender de manera tan extrema del olfato para la caza, la defensa territorial o la busca de pareja, ya que los humanos se encargan de cubrir muchas de estas necesidades.
Estos hallazgos pueden ayudar a comprender mejor como la domesticación es un proceso que afecta a la biología de una especie a un nivel funcional, no solo en su apariencia o comportamiento, y como todo este proceso y la influencia de los seres humanos ha permitido la evolución de las capacidades sensoriales en los animales domésticos.
En definitiva, estoy muy contenta con los resultados de mi tesis y su repercusión; diversos medios se hicieron eco de los resultados de la misma, como Diario Veterinario, Animal´s Health, La Voz de Galicia o El Progreso; y de los resultados de la tesis pudimos publicar 6 artículos científicos directamente relacionados, así como 8 aportaciones a congresos científicos relacionadas con los resultados.

-En el pasado realizó estancias en instituciones de prestigio como el Instituto Max Planck, la Universidad de Edimburgo o la Freie Universität Berlin. ¿Qué impacto tuvieron estas experiencias en su desarrollo investigador y docente?
-Mis estadías en centros de prestigio como el Instituto Max Planck, la Universidad de Edimburgo o la Freie Universität Berlin fueron y siguen siendo imprescindibles en mi desarrollo profesional, ya que, desde el punto de vista de la investigación, me sirven para ampliar mi visión científica al exponerme a nuevas perspectivas, metodologías y enfoques de trabajo que enriquecen mi forma de abordar mi trabajo.
Además, pude conocer de primera mano tecnologías e infraestructuras de vanguardia a las que no tenía acceso previamente, algo fundamental para enriquecer mi punto de vista aplicado mis propias investigaciones, y que, en el futuro, pueden complementar nuestro trabajo.
Por último, es muy importante constatar que estas estancias son esenciales para establecer redes de colaboración con científicos de renombre y participar en proyectos conjuntos de altísimo nivel, lazos profesionales que son cruciales en nuestro trabajo actual.
Desde el punto de vista de la docencia, la experiencia internacional fue igualmente enriquecedora, pues me permitió conocer nuevas estrategias pedagógicas y técnicas docentes, así como enfoques didácticos que ayudan a formular la docencia de una manera distinta. Además, pude conocer el uso que se da la materiales y técnicas de conservación del material diferentes, y a emplear esquemas de trabajo y organización de la docencia distintos, lo que puede mejorar significativamente la gestión y planificación de mi labor docente en un futuro.
En definitiva, la realización de estancias en distintos centros nacionales e internacionales supone un enriquecimiento desde múltiples perspectivas: fortalece el trabajo de investigación, impulsa el establecimiento de colaboraciones y repercute positivamente en la docencia. Es por eso que considero por tanto imprescindible el apoyo institucional, tanto a nivel corporativo cómo económico, para no solo posibilitar, sino también fomentar, que todo el profesorado que quiera pueda llevar a cabo este tipo de experiencias.
-Con más de 15 artículos en revistas de alto impacto y numerosas comunicaciones en congresos, ¿qué líneas de investigación son actualmente prioritarias en su agenda académica?
-Mis prioridades se centran sobre todo en avanzar en el estudio de los sistemas olfativo y vomeronasal en especies diversas, un campo con un enorme potencial y aún con muchas incógnitas por resolver. Es muy interesante el punto de vista comparativo, ya que estos sistemas poseen una enorme variedad, incluso entre animales próximos filogenéticamente, de la misma familia o género, lo que los permiten entender mejor el funcionamiento de esos sistemas, y los permiten, más allá del modelo del ratón, acercarnos a entender las bases morfológicas y funcionales del sistema olfativo humano.
-Como profesora ayudante de Anatomía en la Facultad de Veterinaria, ¿qué metodologías utiliza para motivar al alumnado y facilitar la comprensión de una disciplina tan visual y práctica como la anatomía?
-Esta es una pregunta clave, pues considero que uno de los principales problemas que encontramos es la motivación del alumnado. Este accede a la carrera con mucha motivación, y mismo, comienza las clases de anatomía con el mismo entusiasmo y motivación, pero la medida que va avanzando el curso, esa motivación inicial se pierde. Es lógico pensar que pueden sentirse abrumados por tanta información junta de tantas disciplinas diversas. Por lo tanto, creo que es muy importante que el alumnado se sienta motivado e implicado desde el primer momento en las clases, presentando la información de diferentes formas, como por ejemplo, mediante la utilización de modelos anatómicos variados durante las sesiones prácticas, además del guion y de las muestras de disección, que les permiten comprender mejor las estructuras e interiorizar su organización espacial. Además, intentamos conectar la anatomía con otras disciplinas de la carrera, para que perciban su aplicabilidad real y la importancia que tiene tanto en la clínica como en la investigación.
Las sesiones son siempre dinámicas y participativas, especialmente las prácticas, en las que creo importante que el alumnado no sea un mero receptor de conocimiento, sino parte activa del proceso de aprendizaje; siempre fomentamos la participación del mismo en las disecciones y en la manipulación de las muestras, y fomentamos que esté implicado en su proceso de aprendizaje.
En este momento, también estoy valorando la incorporación en un futuro de otras técnicas innovadoras, como el mentoring, que ya se había aplicado en Anatomía hace unos años con muy buenos resultados y que podría volver a ser una herramienta muy útil para reforzar el aprendizaje y la motivación. Además, estoy abierta a explorar otras técnicas innovadoras, como la creación de podcasts o la clase invertida, con el objetivo de seguir mejorando la motivación y la comprensión de la materia.
-Ha dirigido múltiples Trabajos Fin de Grado sobre especies muy diversas, desde cánidos hasta reptiles. ¿Qué criterios sigue para guiar a los estudiantes en proyectos de investigación tan variados?
-Dirigir Trabajos de Fin de Grao (TFG) es muy gratificante, no solo por la propia tutorización, sino también por descubrir a los alumnos/as el mundo de la investigación y el apasionante mundo de la neurociencia. Para esto es, de vuelta, muy importante que el alumnado se sienta motivado y que sienta que el tutor le va a ayudar en lo que necesite.
Por lo tanto, uno de los primeros criterios que seguimos en nuestro grupo de investigación es siempre intentar adaptar, en la medida que sea posible, los temas de investigación a sus preferencias, ofertando temas que abarcan distintas estructuras neuroanatómicas como el sistema olfativo, la amígdala o el hipocampo, y mismo aceptando proyectos relacionados, pero directamente propuestos por ellos, como el estudio del sistema auditivo del conejo, el mismo, de especies que ellos mismos aportan como el gecko, el petauro...
Mi función principal, por lo tanto, no es solo la de supervisora, sino la de intentar ser una fuente de ayuda e inspiración que los motive a involucrarse con su proyecto. El objetivo final es que sus primeras experiencias en investigación sean lo más enriquecedoras y apasionantes posibles para que desarrollen un verdadero interés por la ciencia, y que los conocimientos adquiridos los ayuden en su futura vida profesional.
De hecho, en algunos casos, estas primeras experiencias en investigación tienen un impacto directo y palpable en la trayectoria profesional del alumnado. En mi propio caso, por ejemplo, el TFG fue el germen de mi tesis doctoral y de la continuidad en la carrera investigadora, lo que finalmente derivó en la obtención de una plaza de ayudante doctor.
-¿Qué relevancia cree que tienen sus investigaciones anatómicas no solo para la veterinaria, sino también para áreas como la biomedicina, la conservación de fauna silvestre o la conservación de nuestro medio?
-Nuestro trabajo se centra en los sistemas olfactivo y vomeronasal, sistemas que se demostraron imprescindibles en la comunicación química de los animales y en la regulación de las conductas sociosexuales de estos animales. Así, el estudio en diversos animales como los perros, zorros, conejos lo en la rata topo nos permitieron mejorar nuestro entendimiento.
Por ejemplo, cuando los perros tienen un sistema vomeronasal no funcional o no desarrollado no son capaces de adaptar su conducta a su entorno, exhibiendo conductas inapropiadas y dificultando su correcta socialización con otros individuos de su especie.
Otro ejemplo es el estudio que hicimos del impacto que tiene la parasitación de los corzos en Galicia por el parásito cefenemia, que se aloja en la cavidad nasal de estos animales y produce grandes cambios en los epitelios respiratorio y olfativo, pudiendo repercutir en su bienestar.
Por último, el estudio del sistema vomeronasal de la rata topo impulsó el diseño de estrategias prometedoras para el control biológico, sostenible y respetuoso de las poblaciones de esta especie, que se presenta actualmente como una plaga importante en los cultivos no solo de Galicia, sino también de otras regiones incluso de Francia, destrozando los cultivos y degradando los terrenos. De este modo, este estudio se presenta como una estrategia para la conservación sostenible y efectiva de nuestro medio.

-¿Cuáles considera que son los principales retos en la enseñanza y la investigación en Anatomía Veterinaria en el contexto universitario actual?
-Actualmente, y sin dudar, considero que el principal reto tanto en la enseñanza como en la investigación en anatomía veterinaria es la falta de financiación. Aunque se han promovido iniciativas propias del Campus Terra para paliar esta carencia, y que están funcionando muy bien, los recursos disponibles siguen siendo muy insuficientes. La inexistencia de líneas de financiación estables o la falta de recursos directos dinamita el avance de los proyectos, que en muchos casos deben abordarse desde enfoques más austeros e, incluso, detener temporalmente a la espera de más fondos. Esta situación también supone un lastre para la captación de talento: la falta de contratos de investigación para el alumnado de doctorado dificulta que los recién graduados inviertan tiempo y recursos en la realización de su tesis, perjudicando así el relieve generacional en el ámbito académico y científico.
En el ámbito docente, otro desafío importante, como ya comenté, es la motivación del alumnado. En algunos casos, la percepción de que la anatomía es una materia compleja puede dificultar la implicación activa del estudiantado, que a menudo afronta la asignatura con respeto. Por eso, es fundamental buscar estrategias que fomenten la participación, haciendo patente a conexión de la materia con otras disciplinas, mostrando así su aplicabilidad clínica e investigadora.
-En su currículo destaca la idea de contribuir a mejorar la vida de las personas a través del avance científico. ¿De qué manera su trabajo en neuroanatomía y anatomía comparada se conecta con ese propósito?
-Nosotros estudiamos los sistemas olfativos: el sistema olfativo tradicional y el sistema vomeronasal. En el ser humano, por ejemplo, una de las grandes preguntas es cómo nosotros, con solo 400 receptores olfativos, somos capaces de distinguir aproximadamente un billón de olores distintos. ¿Cómo es posible esto? Aunque parezca increíble, nadie sabe exactamente el mecanismo completo de cómo sucede esto, algo que contrasta con nuestro conocimiento de otros sentidos como la vista o el oído, en los que entendemos su funcionamiento y, además, este se pudo replicar en las cámaras fotográficas o en los micrófonos.
El conocimiento de cómo funciona exactamente el olfato es esencial para mejorar la vida de las personas, ya que, por ejemplo, las deficiencias en las capacidades olfativas tienen un impacto grandísimo en su bienestar y calidad de vida. Esto lo vimos en la pandemia a causa de la COVID-19, cuando millares de personas perdieron el olfato, y algunas de ellas de forma permanente.
De hecho, la importancia de la anosmia, que es la incapacidad de reconocer olores, va más allá de la pandemia, y está muy presente en nuestra sociedad, ya que la pérdida de olfato es a menudo uno de los primeros síntomas de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer o el párkinson, y el estudio de los mecanismos que vinculan estas dolencias al sistema olfativo podría tener un impacto directo tanto en el tratamiento como en el desarrollo de tests olfativos para su diagnóstico precoz, mismo antes de que aparezcan otros síntomas.
La comprensión de todo esto es de una complejidad enorme. Es por este motivo que uno de nuestros principales objetivos siempre es la colaboración con investigadores, tanto de la misma USC, como de otras universidades españolas, y también de fuera de España; ya que el estudio de estos sistemas requiere del acceso a distintas tecnologías, perspectivas y recursos que solo se pueden encontrar a través de redes de colaboración nacionales e internacionales.
-¿Qué proyectos o líneas de investigación le gustaría impulsar en el Campus Terra en los próximos años?
-En los próximos años, mi objetivo es seguir ahondando en el estudio detallado del sistema olfativo y su impacto en la reproducción animal.
Queremos seguir investigando cómo la comunicación química y la percepción del olor influyen en los comportamientos reproductivos, ya que el conocimiento preciso de estas interacciones es fundamental para el bienestar y la supervivencia de las especies.
En este aspecto, mi incorporación al proyecto financiado por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades busca ahondar en los mecanismos morfológicos y funcionales de la comunicación química del conejo, para así, fomentar la aplicación directa de estos conocimientos en la mejora del bienestar animal y de la productividad de las explotaciones cunículas.
Adicionalmente, los conocimientos relacionados con estas investigaciones son importantes para el futuro desarrollo de estrategias para la conservación de fauna salvaje, o para la gestión de animales domésticos, así como para comprender mejor las propias patologías humanas relacionadas con la anosmia o con las alteraciones sensoriales