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María López de la Calle: «La melatonina parece una vía prometedora para mejorar la resistencia de las plantas al estrés causado por el cambio climático»

María López de la Calle trabaja codo con codo con la Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación como Consejera Técnica de su Gabinete
María López de la Calle trabaja codo con codo con la Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación como Consejera Técnica de su Gabinete
María López de la Calle, Consejera Técnica en el Gabinete de la Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación y alumni del Campus Terra, nos descubre el potencial de la melatonina para reducir diversos tipos de estrés en especies vegetales

Hoy en día, es casi imposible no escuchar la palabra melatonina cuando buscamos soluciones para poder conciliar el sueño. Los suplementos que contienen esta hormona producida naturalmente por animales, plantas, hongos y bacterias copan los estantes de las farmacias y las mesas de noche.

Su implicación en la regulación de los ritmos circadianos y su origen natural la convierten en una gran aliada para luchar contra el insomnio, reducir los síntomas del desfase horario o ajustar los ciclos de sueño-vigilia en personas ciegas. 

Sin embargo, esta molécula esconde en su interior un universo de interacciones biológicas y químicas mucho más amplio que no se circunscribe únicamente al ámbito del descanso. Los procesos de los que forma parte se pueden traducir en aplicaciones prácticas para, entre otras cosas, mermar los efectos del estrés que puede provocar el cambio climático en el reino vegetal.

Esta es una prometedora realidad que aún está siendo estudiada y que, hace no mucho, fue explorada satisfactoriamente por nuestra entrevistada de hoy, María López de la Calle.

Su currículo impresiona y, como en muchas ocasiones, su viaje comienza en nuestro campus. Dio sus primeros pasos de su andadura científica estudiando el Grado en Ingeniería Agrícola y Agroalimentaria en el Campus Terra y, tras una pasmosa trayectoria colmada de logros académicos y éxitos profesionales, ahora trabaja codo con codo con la Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación como Consejera Técnica de su Gabinete, que se dice pronto.

Conversamos con ella para que nos relate como es su día a día trabajando en el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, por que centró gran parte de su actividad investigadora alrededor de un objeto de estudio como el tomate y como la melatonina podría ser una de las claves para luchar contra los estragos que el cambio climático puede causar a nivel global.

-En la actualidad, ostenta el cargo de Consejera Técnica en el Gabinete de la Secretaria de Estado de Agricultura y Alimentación. ¿En qué consiste, a grandes rasgos, su trabajo?

-Mi trabajo consiste, principalmente, en dar asesoramiento técnico. Preparo todo tipo de material técnico que se pueda necesitar: resúmenes ejecutivos, notas informativas, etc. También, junto con mis compañeros de gabinete, soy un poco el nexo de unión o el punto de coordinación entre el gabinete y otras unidades del Ministerio: busco información que pueda ser de ayuda para la Secretaria de Estado o el gabinete del Ministro en un momento determinado y evalúo y analizo esas propuestas que puedan surgir en otras unidades.

-¿Cuál fue el proceso que le permitió llegar dónde está hoy? Porque acceder a este tipo de puestos no parece, cuanto menos, una tarea fácil...

-Un jefe mío de hace ya unos cuantos años decía que hay dos formas de llegar a un puesto concreto: o porque eres la persona indicada o porque eres muy pesada. Esa sería un poco la respuesta a la gallega, haciendo patria. Pero, en realidad, yo llego a este puesto gracias a un proceso de selección bastante clásico, a lo que se le sumó tener un poco de suerte y la carambola de estar en el momento y en el lugar adecuados.

Yo apruebo la oposición al cuerpo de ingenieros agrónomos del Estado, entro en el Fondo Español de Garantía Agraria y, paralelamente, aparece la Secretaría de Estado en el Ministerio de Agricultura como tal. En ese momento surge la necesidad de crear un gabinete técnico y se me da la oportunidad de poner en valor mi currículo previo a la administración. Ahí valoraron la visión global de mi perfil al haber trabajado en diferentes equipos y, como comentaba antes, paso un proceso clásico de currículo y entrevista, algo que no es habitual en la administración pública.

-Centrándonos en su día a día, usted trabaja directamente con la Secretaria de Estado que es, sin duda, una figura muy singular. Por un lado, hace política, pero también realiza mucho trabajo técnico, se enfrenta a la realidad del sector...

-Sí. La Secretaria de Estado, Begoña García Bernal, es una persona que posee una sensibilidad muy especial con el territorio, con las mujeres, con las explotaciones y con los problemas reales del medio rural. Es una persona a la que le gusta ir al propio territorio, conocer los problemas de primera mano y tratar de darles solución.

Nosotros, por lo tanto, también estamos implicados en todo esto. Cada vez que ella viaja, que asiste a una reunión o que le da foro a una parte del sector agrario, que es muy complicado pero también muy importante y estratégico, ahí estamos nosotros dándole forma la esas reuniones y brindándole un asesoramiento técnico que le permita afrontar su agenda diaria.

María López de la Calle actúa como punto de coordinación entre el gabinete y otras unidades del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
María López de la Calle actúa como punto de coordinación entre el gabinete y otras unidades del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

-Usted fue beneficiaria de una bolsa de investigación en la Universidad de California, en Davis. Cuéntenos, ¿cómo fue su experiencia? ¿Percibió alguna diferencia palpable entre la investigación en Estados Unidos y la de aquí, en España?

-Lo cierto es que sí. Sí que existen ciertas diferencias.

En primer lugar, decir que como experiencia personal para mí fue terriblemente enriquecedora. Primero, porque es una de las universidades más importantes del mundo, especialmente en ciencias agrarias. Poder trabajar allí, en un centro de referencia mundial, fue un auténtico privilegio. Además, tienen a su alcance una serie de herramientas tecnológicas muy potentes. 

Pero, ¿cuál es la principal diferencia?

Si nos circunscribimos estrictamente al campo de trabajo, es cierto que Europa y España evolucionaron mucho. Hay investigadoras e investigadores de primer nivel, así como tecnología puntera, pero tengo la sensación de que allá es mucho más sencillo captar fondos de investigación.

Tanto la colaboración con el sector privado como el acceso a la financiación hacen que estos procesos sean más inmediatos, lo que supone una serie de facilidades que aquí no se dan con tanta frecuencia: aquí tenemos el capital humano necesario, a veces el tecnológico, pero en muchas ocasiones la dimensión económica no es suficiente.

En cuanto a la experiencia personal, puedo decir que vivir en California fue realmente espectacular. Es cierto que decidí volver a España porque no quería vivir allí el resto de mi vida, me gusta mucho estar aquí. Pero lo pasé muy bien el tiempo que pasé allí, trabajando y conviviendo con amigos. Fue una experiencia que no cambiaría.

-Allí investigó, entre otros proyectos, como afectaban, a nivel molecular, la salinidad y las altas temperaturas a las plantas de tomate. ¿Cuáles fueron sus conclusiones?

-Lo que vimos nosotros, en primer lugar, es que la respuesta de las plantas sometidas al estrés por salinidad y al estrés por alta temperatura por separado no era la misma que al someterlas a una combinación de los estreses. Del mismo modo, tampoco era la adición de los estreses por separado. Esto es especialmente interesante si tenemos en cuenta que los estreses casi siempre se producen de manera combinada: es muy raro tener uno sin el otro.

Entonces, lo que tratamos de comprender eran los mecanismos que la planta pone en funcionamiento para dar respuesta a esta situación concreta. Por lo tanto, en California, siguiendo mi trabajo previo en el CSIC, lo que hago es un estudio de secuenciación de ARN mensajero, lo que nos permite dilucidar la implicación de distintos genes en la respuesta de la planta al estrés. Nos encontramos con una activación y una sinergia de la ruta de la prolina y del ascorbato. Al activarse, detoxifican las especies reactivas de oxígeno, permitiéndole a la planta reducir el estrés a nivel celular.

También captaron nuestra atención una serie de factores de transcripción, que son los que “ponen los genes a funcionar”, por así decirlo. Imaginemos que tenemos un libro con muchas recetas de cocina, que serían el ADN, para hacer diferentes platos, las proteínas. Los factores de transcripción serían el cocinero que decide qué receta concreta se va a cocinar ese día.

-En relación con este tema, desde la distancia da la sensación de que uno de sus objetos de estudio predilectos es el tomate. ¿Cuál es la razón por la cual escogió esta fruta para dedicarle gran parte de su etapa como investigadora?

-Sin duda alguna, el tomate marcará mi vida, ya que viví seis años sepultada por tomates. El tomate es un cultivo con una importancia económica tremenda a nivel mundial. Es uno de los cultivos más importantes, más consumidos y que genera mayor valor a nivel mundial.

Pero, por otra parte, es una excelente herramienta de investigación. Es un modelo fantástico en un laboratorio porque tiene un genoma conocido y público, está muy bien estudiado, con lo cual partimos de una amplia base de trabajo ya hecho que nos permite avanzar de forma más ágil. Al trabajar tanta gente en el tomate, es más fácil generar conocimiento en ese entorno y compartir nuevos descubrimientos.

También es una planta relativamente fácil de manejar en un laboratorio con un ciclo de vida corto. Además, su comportamiento puede ser extrapolable al de otros cultivos de interés agrícola. Creo que todos estos factores lo hacen ideal.

El tomate resulta un modelo excelente debido a que posee un genoma conocido, público y muy estudiado
El tomate resulta un modelo excelente debido a que posee un genoma conocido, público y muy estudiado

-Una de sus últimas investigaciones pivota alrededor de la melatonina como mitigadora de los efectos del estrés abiótico en plantas. ¿Cuáles fueron los resultados de este trabajo? ¿Qué otras ventajas puede aportar esta molécula a la salud de los vegetales?

-La melatonina es un poco la molécula de moda, ¿no? Yo que soy un poco fashion victim no quise dejar de apuntarme al carro de la melatonina.

En nuestra investigación, lo que vimos es que esta molécula mejoraba la capacidad antioxidante, ayudando a reducir las especies reactivas de oxígeno al igual que la prolina y el ascorbato, como comentaba antes. Al aplicarla de manera exógena a las plantas de tomate, vimos como se producía un menor estrés dentro de las células, reduciendo el daño celular.

Ahora mismo parece que esta molécula está implicada en la regulación de otras hormonas vegetales implicadas directamente en distintos procesos fisiológicos, es bioestimulante... Es decir, en un montón de procesos increíbles. Aún queda mucho por descubrir sobre la melatonina, pero sin duda parece una vía prometedora para mejorar la resistencia al estrés biótico y abiótico y a las situaciones provocadas por el cambio climático. 

-Son muchas las personas que dan sus primeros pasos en el Campus Terra y que, en cuestión de pocos años, acaban investigando en centros referencia a nivel mundial. Muchas de esas personas acaban volviendo para continuar su actividad científica en nuestro campus.¿Cuál cree que es la clave de este fenómeno? ¿Qué hace del Campus Terra un generador de talento tan potente?

-Para mí, el Campus Terra es un lugar excelente, con muchas cosas a destacar y a el que personalmente le debo, por lo menos, el 75% de los logros profesionales de mi vida.

El trato y la calidad docente del campus me parecen excepcionales. El claustro de profesores es maravilloso. Hay una relación de acercamiento con el alumnado muy importante. Además, es un personal cualificado. Muchos de ellos tienen relaciones con universidades en el extranjero y están involucrados en distintos proyectos de investigación, lo que les da una proyección internacional muy valiosa. 

Poder estudiar en el Campus Terra es una maravilla se tenemos en cuenta que es un campus con una conexión muy fuerte con el territorio, que está muy especializado y que está muy vinculado al sector productivo. Todo esto facilita la transferencia de conocimiento y permite basar ese conocimiento en la práctica.

Para una ingeniera agrónoma como yo, por ejemplo, formar parte de este campus tiene muchas ventajas. Yo quise internarme en el mundo de la investigación y nunca tuve barreras de ningún tipo en el campus. Desde Elvira López Mosquera y Socorro Seoane, que son unas excelentes profesoras y profesionales y que me abrieron las puertas de su laboratorio, en el que di mis primeros pasos, hasta el Aula de Productos Lácteos y Tecnologías Alimentarias (APLTA), que es un lugar maravilloso en el que también trabajé. Cada paso que di en el campus fue como un trampolín.

He estado en contacto con muchas otras universidades, y creo que el trato tan personalizado que brinda el Campus Terra a su estudiantado por ser un campus relativamente pequeño hace desaparecer un poco los límites de lo que se puede hacer. Estoy segura de que, si a un alumno o alumna se le ocurre una idea para montar una empresa o para poner en marcha un proyecto, va a haber alguien al otro lado que lo escuche, que dé cabida a este tipo de propuestas.

Para mí, el campus es un secreto que me encanta contar, y que creo que debemos contar todas y todos. Siempre que tengo ocasión digo que es necesario darle una oportunidad al Campus Terra porque, sin duda, es un lugar maravilloso con gente maravillosa. 

-Y ya para finalizar, ¿dónde se ve en un futuro próximo? ¿Pensó ya en sus siguientes pasos, aunque sea a nivel aspiracional?

-Ahora mismo la verdad es que no me puedo mojar mucho, acabo de aterrizar como quien dice. Cada vez que entro a trabajar aquí, en el Palacio de Fomento, aun voy mirando al techo y alucinando con los frescos y con los cuadros que me voy encontrando por los pasillos. Entonces, aun no tengo la capacidad de imaginarme a mí misma en otro lugar. Estoy disfrutando mucho del proceso, aprendiendo mucho, asentándome y tratando de absorber todo lo que puedo de mis compañeros y de mi entorno.

Estoy muy agradecida por esta oportunidad y también por permitirme a mí misma vivir en el presente.

Los contenidos de esta página se actualizaron el 26.02.2025.