César Pérez Cruzado: «Ligeros cambios sobre la gestión de los bosques pueden suponer un gran efecto en el balance global»
¿Por qué los bosques juegan ya un papel crítico en la lucha contra el cambio climático? ¿Por qué importa tanto entender y cuidar de nuestras masas forestales? ¿Cómo nos pueden ayudar los árboles a capturar carbono? César Pérez Cruzado, Doctor en Ingeniería de Montes y responsable del laboratorio sobre monitorización forestal y proyectos de carbono del grupo de investigación de Proyectos y Planificación (PROEPLA) del Departamento de Producción Vexetal e Proxectos de Enxeñaría del Campus Terra, aborda cada una de estas cuestiones con una vocación pedagógica fantástica.
Entender sus reflexiones, reparar en ellas, es un ejercicio más que recomendable. Su trabajo nos importa a todos. Por su relevancia social, por su capacidad de aportar soluciones a uno de esos problemas del que nadie puede sustraerse: en síntesis, qué es lo que estamos haciendo con nuestro planeta.
Tras cuatro años trabajando como investigador en la Universidad de Gotinga, dentro de uno de los grupos de investigación más relevantes a nivel mundial en el ámbito de la monitorización forestal, en el 2016 se reincorporó a la Universidade de Santiago de Compostela, primero con un contrato Juan de la Cierva, después con uno Marie Skłodowska-Curie Action de la Comisión Europea y finalmente, en el 2020, con un contrato Ramón y Cajal, el programa gubernamental para recuperar talento.
Hoy entrega su tiempo a entender cómo monitorizar y gestionar nuestros bosques, secuestrar carbono y desarrollar metodologías que contribuyan a edificar un planeta mejor, más viable. Una tarea titánica que compagina con su pequeña de 4 años, la dueña de su tiempo libre, con la que hoy, como tantos padres, comparte aficiones y vivencias.
Pasen y lean…
-Tras concluir su tesis doctoral en la Universidad de Santiago, en el 2011, hizo las maletas y viajó hasta Alemania para realizar una investigación posdoctoral. ¿Qué le motivó a elegir la Universidad de Gotinga?
-Antes de irme a Alemania estuve durante un año como Investigador Postdoctoral en el ICIFOR-INIA del CSIC en Madrid, trabajando entre otros temas en la encomienda científica del Ministerio en el Inventario Forestal Nacional. Ese fue mi primer contacto con la monitorización forestal a gran escala.
En el año 2012 me presenté a un proceso selectivo en la Universidad de Göttingen para un contrato como personal docente e investigador en el departamento de Inventario Forestal y Teledetección, y tuve la suerte de ser seleccionado. Lo que me motivó a presentarme a esta plaza fue la posibilidad de trabajar en uno de los mejores grupos de investigación del mundo en el ámbito de la monitorización forestal, y mantener el vínculo con la docencia universitaria.
Esta experiencia en Alemania ha sido muy provechosa en lo profesional, ya que me ha permitido trabajar en proyectos internacionales de mucha responsabilidad, como son el diseño y puesta en marcha de Inventarios Forestales Nacionales y proyectos de captura de carbono a muy gran escala en Europa, Sudamérica, África y Asia. El sistema de investigación alemán apuesta mucho por los jóvenes investigadores, lo que me permitió adquirir experiencia en la dirección de proyectos de investigación como investigador principal, algo que hubiera sido muy difícil en España. Además, las universidades alemanas tienen un elevado grado de internacionalización en su docencia, lo que también ha sido una experiencia muy edificante.
-La obtención de un contrato Ramón y Cajal le permitió crear en el año 2020 su propio laboratorio de investigación en el Campus Terra, asociado al grupo PROEPLA de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería. ¿En qué proyectos están enfocados actualmente
-Uno de los aspectos más interesantes de la convocatoria Ramón y Cajal es la posibilidad de establecer líneas de investigación emergentes en grupos de investigación ya consolidados. En mi caso, me incorporé al grupo de investigación de Proyectos y Planificación (PROEPLA), donde se me ha dado la oportunidad de establecer un laboratorio sobre monitorización forestal y proyectos de carbono.
Actualmente somos 6 personas trabajando en estas líneas de investigación, y tenemos proyectos de investigación relacionados con la dinámica de carbono en sistemas forestales, sobre gestión forestal orientada al secuestro de carbono, minería inversa y desarrollo de metodologías para la cuantificación de carbono y establecimiento de línea base en gestión forestal mejorada.
También tenemos proyectos de investigación relacionados con la monitorización forestal a varias escalas, incluyendo un proyecto de desarrollo que consiste en el diseño y puesta en marcha del Inventario Forestal Continuo de Galicia. También hemos participado en proyectos a muy gran escala con la FAO sobre monitorización de reducción de emisiones de carbono en bosques gestionados y con el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas para el establecimiento de metodologías para inventarios de gases de efecto invernadero.
-En los últimos años ha aumentado el interés por los sistemas de monitorización forestal. ¿A qué cree que se debe?
-El ámbito de la monitorización forestal ha sido tradicionalmente muy inmovilista, debido a que ha primado la comparabilidad con las estimaciones históricas a las mejoras que pudieran suponer los cambios en las metodologías y tecnologías.
Sin embargo, durante los últimos años se han producido avances tan importantes que prácticamente todos los sistemas de monitorización forestal del mundo se están renovando. Estos cambios vienen dados en último término por las necesidades de información que plantea la sociedad sobre los bosques, las cuales son cada vez más exigentes.
Esto ha supuesto que la Comisión Europea haya promovido recientemente un reglamento común para la UE que obliga a la realización de cambios de mucho calado en los Inventarios Forestales Nacionales, y que está suponiendo un reto científico muy importante para los grupos de investigación que trabajamos en esta temática.
Además, los sistemas de monitorización forestal han pasado a ser unos elementos clave para la entrada en los mercados de carbono, por lo que cada vez hay un interés mayor en disponer de este tipo de herramientas.
-El PROEPLA se ha convertido en una referencia en el ámbito de la monitorización forestal del ciclo de carbono. ¿Qué tecnologías emplean en su día a día? ¿Y qué innovaciones cree que podrían revolucionar este campo durante las próximas décadas?
-Nosotros nos hemos especializado en el uso de modelos en inferencia, un ámbito que es bastante novedoso en su uso en sistemas de monitorización forestal, y que presenta muchas ventajas frente a los métodos de inferencia clásicos. También hemos realizado avances importantes en el uso de teledetección próxima terrestre para aplicaciones forestales, fundamentalmente mediante el uso de escáner láser terrestre (TLS), y estamos comenzando a trabajar con radar de apertura sintética.
Actualmente, estamos en un período de cambio en todos los sistemas de monitorización que está suponiendo una elevada demanda de innovación por parte de los sectores afectados, no solo en el ámbito forestal y ambiental sino en muchos otros más. Incorporar en todo su alcance estas innovaciones va a requerir cambios en los programas formativos de las universidades, puesto que algunos de los contenidos no se encuentran en los programas de estudios de sus titulaciones.
-¿De qué manera la gestión forestal podría mejorar la captura de carbono? Una tarea esta de extrema importancia habida cuenta de la crisis climática que afronta el planeta.
-La gestión de los bosques tiene un gran potencial para el secuestro de carbono. Por dar algunos números, las emisiones mundiales anuales de carbono derivadas del consumo de combustibles fósiles son del orden de 4.5 Giga Toneladas de C al año (GTmC/año), mientras que la capacidad fotosintética anual de captura de carbono sería de 110 GTmC/año, a lo que habría que descontar la respiración de los seres vivos, la descomposición de la materia orgánica del suelo y la deforestación y degradación forestal, entre otros factores.
Globalmente, existe un balance negativo anual de 6 GTmC de emisiones. El potencial que presenta por lo tanto la gestión de los bosques en el ciclo de carbono es muy grande, ya que el balance neto anual de emisiones es de un 5.45% del potencial fotosintético, por lo que ligeros cambios sobre la gestión de los bosques pueden suponer un gran efecto en el balance global.
Estos números invitan al optimismo, pero es irreal plantear que todo el esfuerzo de secuestro de carbono se dirija al ámbito forestal, ya que la neutralidad carbónica pasa por la reducción de emisiones en otros sectores que son netamente emisores, como puede ser el transporte o la energía.
-¿Influye la edad de los árboles en la captura y el almacenamiento de carbono? ¿Y la especie?
-Ambos factores influyen. En general, cuanto más crece un árbol más carbono captura, de forma que el mantenimiento de las masas forestales en estados de crecimiento activos favorece mucho al secuestro de carbono. Pero en el proceso no solo es importante la absorción, sino también la fijación de forma permanente de este carbono.
En este sentido, las masas maduras juegan un papel importante, también por los co-beneficios de este tipo de masas, pero también lo hacen los productos forestales generados en base a la gestión forestal. Hay sistemas de gestión en los que el mayor secuestro de carbono ocurre vía los productos forestales, tanto por el carbono que se encuentra retenido en los mismos como por el efecto sustitutivo sobre productos alternativos con balances de carbono más desfavorables.
-¿Cómo se determina cuánto carbono captura un árbol y durante cuánto tiempo lo almacena?
-Los procedimientos para la estimación de carbono en cualquier sector vienen definidos en las guías de inventario de gases de efecto invernadero del Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas, documento en el que hemos participado en la elaboración y revisión científica. Estas guías establecen además distintas metodologías en función de las competencias nacionales y de la disponibilidad de información.
En el caso de Galicia, sería de aplicación el nivel de detalle más alto (Tier 3), por lo que la estimación del carbono en los árboles se realiza mediante modelos que permiten estimar en un primer término la biomasa en distintas fracciones, y a continuación transformar esos valores en carbono en base a unos coeficientes que varían ligeramente en función de la especie y de la fracción. El tiempo que permanece el carbono retenido depende de la gestión que se haga sobre las masas forestales y de los productos que de ellas se generen, por lo que no hay un valor genérico que se pueda dar.
En general, los mayores valores de permanencia vienen dados por el uso y promoción de productos forestales. El proceso de cómputo de carbono en proyectos forestales es en general complejo, y depende mucho de los mecanismos concretos de los proyectos de captura de carbono. Una de las líneas que tenemos ahora mismo abiertas es el desarrollo de calculadoras para proyectos de captura de carbono, una línea en la que venimos trabajando con la Universidad de Wageningen (Holanda) desde el año 2009.
-Ya se han desarrollado máquinas capaces de capturar el carbono. ¿Qué ventajas e inconvenientes presentan con respecto a los árboles?
-La principal ventaja de estos procedimientos artificiales es la permanencia del carbono, sobre la que existe mucha más capacidad de gestión que en el carbono secuestrado por procesos naturales. Estos procesos de captura artificial deben ser combinados con planes de secuestro a largo plazo mediante proyectos del tipo de minería inversa.
Actualmente estamos participando en un proyecto de investigación sobre este tema. Sin embargo, los procesos artificiales de captura de carbono tienen bastantes incertidumbres por el momento, como son el elevado consumo de energía que presentan, la escasa capacidad para actuar sobre las reservas de carbono atmosféricas, o las interacciones que pudieran darse entre la forma química en la que se almacene el carbono y los sistemas naturales.
-¿A qué retos cree que se enfrentarán durante los próximos años en el marco de su disciplina? Dentro de la ingeniería forestal, ¿qué perfiles va a demandar el mercado?
-Quizás el mayor reto es la falta de personal cualificado, a todos los niveles. Actualmente existe una muy elevada demanda de ingenieros forestales, que no se ve cubierta por los egresados de las escuelas de ingeniería. Se ha dado la circunstancia que incluso empresas de consultoría en ingeniería forestal extranjeras están haciendo campañas de captación en España, ante la falta de profesionales a nivel internacional.
El siguiente reto en orden de importancia es la adaptación de los contenidos de las titulaciones de ingeniería forestal a los avances que se han producido durante los últimos años en temáticas centrales de la titulación. Estos cambios son muy necesarios, debido a que son los perfiles más tecnificados los que mayor demanda presentan.
-Y, por último, ¿cómo surgió su interés por este campo?
-Las vocaciones se crean con experiencias positivas, y se contagian. He tenido la suerte de tener unos profesores de las materias relacionadas con mi ámbito de trabajo con mucha vocación, que han sabido transmitirme su pasión por las materias específicas de la ingeniería forestal.