A mediados de los pasados años 80 el Profesor C. Ulises Moulines, al que se va a investir Doctor Honoris Causa en este acto, participaba como ponente invitado en un congreso que se celebraba en Donostia/San Sebastián. Con tal motivo, el que les habla, un recién licenciado que poco tiempo antes había defendido una tesina relacionada con el análisis de los términos teóricos según la metateoría estructuralista, se había acercado a la mencionada ciudad a entrevistarse con él. La metateoría estructuralista es una corriente de Filosofía de la Ciencia que en ese momento estaba incipientemente en auge en centro-Europa gracias a una línea de investigación propulsada desde la Universidad Ludwig Maximilians de Munich por el Profesor W. Stegmüller, y sus colaboradores –destacando entre ellos W. Balzer y C. U. Moulines–. El Profesor Stegmüller había publicado en 1973 Theorienstrukturen und Theoriendynamik en Springer, (obra traducida por Moulines en Ariel 10 años más tarde con el título de Estructura y dinámica de teorías). Con ello se había iniciado la difusión de un planteamiento que había tenido sus orígenes en 1971 al otro lado del Atlántico, al publicar el Profesor J. Sneed en Reidel The logical structure of mathematical physics.
Yo llegué a San Sebastián con más temores que determinación a hablar de mi proyecto de tesis con el Profesor Moulines, el cual ya destacaba en el panorama internacional en filosofía de la ciencia y, en general, en filosofía analítica, por varias de sus publicaciones, notoriamente en el panorama del ámbito iberoamericano. En relación con este ámbito hay que señalar que para entonces, además de traducir al castellano diversas obras del alemán que siguen siendo manejadas –entre ellas dos textos de G. Frege y dos de filosofía de la ciencia de W. Stegmüller–, había publicado en 1982 Exploraciones metacientíficas en Alianza Editorial. Este texto había sido mi primer contacto con la metateoría estructuralista cuando yo estaba en mi último año de licenciatura, y el motivo de que el interés que ya tenía por la filosofía de la ciencia se canalizara hacia ese tipo de planteamientos que, a mi ojos, combinaban la frescura de los análisis historicistas con la precisión de las propuestas formales, o semiformales, gracias al recurso a las herramientas de la teoría intuitiva de conjuntos y a las estructuras extensionales heredadas de la semántica tarskiana.
El encuentro fue posible gracias a las gestiones realizadas por el que llegó a ser catedrático de filosofía de la ciencia en la USC, ahora jubilado, el Profesor Juan Vázquez Sánchez (presente en este acto). Éste tras haberme dirigido la tesina me propuso contactar con el Profesor Moulines, a la vista de mis intenciones de continuar trabajando en la misma temática y dado que el Profesor Vázquez entendía que para mi futuro era conveniente que me dirigiera la tesis doctoral alguien que estaba en primera línea internacional en ese campo de investigación. El propio Profesor Vázquez, a quien no puedo estar más que agradecido por los muchos gestos de generosidad para conmigo, fue quien se dirigió mediante carta al Profesor Moulines haciéndole la propuesta. Éste último mostró su disposición proponiendo que habláramos personalmente de mis proyectos, y el congreso de San Sebastián era una ocasión propicia. Tras el encuentro, del que recuerdo que mis temores, por sentirme un pequeño que se iniciaba a la investigación ante un gran investigador –casi gigante a mi vista, y no por su altura–, fueron correspondidos por una gran amabilidad y comprensión por parte del Profesor Moulines. Reafirmó su disposición a dirigirme la tesis y me hizo las primeras sugerencias. Tras eso, vino la etapa de altibajos en el avance de mi trabajo y finalmente la defensa en 1992. Afortunadamente, el director de mi tesis frenó mi primer intento de darla por acabada, al transmitirme que aunque lo realizado estaba bien, él echaba en falta que arriesgara más aún al hacer propuestas de mi cosecha. Ni que decir que, de aquella, mi primera reacción fue de desánimo; la segunda fue de enfrentarme concienzudamente (aunque con temores respecto del éxito) a su sugerencia de utilizar análisis semánticos como los de R. Montague y D. Kaplan, y sobre los que el profesor Moulines, en una de sus estancias en nuestra Universidad, había conocido que estaba investigando el profesor de la USC, ya jubilado (y hoy presente en este acto), Luis Villegas Forero. A éste último, Profesor Villegas, debo que yo llegara a alcanzar una buena comprensión de las propuestas de Montague y Kaplan, más que nada por su paciencia y disponibilidad para que yo me hiciera con esos planteamientos y para aclarar mis dudas en la aplicación de ese tipo de propuestas al análisis de las expresiones científicas, que yo perseguía para mi tesis. Sin la ayuda del Profesor Villegas difícilmente yo habría acertado a elaborar una propuesta que combinara análisis semánticos de la doble dependencia –dependencia contextual y del sistema de evaluación– a la referencia de las expresiones científicas. Una vez entendidos esos enfoques, desarrollar mi propuesta a la luz de la metateoría estructuralista fue algo más rápido.
Pero volvamos al Profesor Moulines. Él dio su visto bueno a esta nueva sección de mi tesis doctoral. Y a él le debo el que me animara a culminarla con aportaciones de mayor originalidad –es decir, las que se sumaron, cuando la defendí, como una tercera parte a las dos primeras que ya tenía hechas seis meses antes–, además de la supervisión de todo el trabajo a lo largo de los años previos hasta la versión final. De hecho, el costoso sprint final en mi trabajo de tesis terminó teniendo relevancia en mi trayectoria y producción investigadora hasta hoy en día, incluso en proyectos de investigación que lideramos en diferentes convocatorias los profesores Juan Vázquez, Luis Villegas, Concepción Martínez o yo mismo. Es decir, la exigencia del director para con quien era su doctorando dio sus frutos, y éstos han tenido algún valor en la academia, aunque sea un valor modesto.
Lo relevante del anterior relato para el momento que celebramos es la dedicación generosa del Profesor Moulines, su actitud comprensiva en su manera de atender a quien es menos docto, a la vez que su ejercicio de la amabilidad exigente para con quien tiene que orientar y supervisar. Mi experiencia me permite dar cuenta de ello, y soy conocedor de que otros muchos de sus discípulos comparten este parecer. Hoy, afortunadamente, nos acompañan algunos que pueden atestiguarlo, aunque no están todos los que hubieran deseado estar presentes.
El Profesor Moulines, nacido en Venezuela, pasó la etapa de la adolescencia a la juventud en la Barcelona a la que volvió su familia tras un exilio. En la Universidad de Barcelona inició su vida universitaria. En ella, además de hacer estudios de Física y Psicología, se licenció en Filosofía en 1971; es decir, cuando el Profesor Sneed publicaba el texto ya mencionado con el que arranca la corriente estructuralista de filosofía de la ciencia. Tras ello viene una etapa de iniciación a la investigación que culmina con la defensa de la tesis doctoral en septiembre de 1975 en la Universidad de Munich, tesis por la que alcanza la calificación de “summa cum laude”. La tesis responde al título de Zur logischen Rekonstruktion der Thermodynamik. - Eine wissenschaftstheoretische Analyse.
La culminación de su trabajo de tesis coincide con su actividad como docente e investigador, pasando desde 1975 hasta nuestros días por diferentes encargos. Primero como Profesor Asistente en la Universidad de Munich. Tras lo cual desarrolla su actividad en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ente 1976 y 1983, con interrupciones para estar como Profesor Invitado en las Universidades de California en Santa Cruz (E.U.A.), de Campinas (Brasil), de Bielefeld (Alemania) y de Munich (Alemania). Durante los últimos años de la estancia en Ciudad de México desarrolla también su trabajo en la Universidad Autónoma Metropolitana – Iztapalapa, Universidad ésta que ya le ha distinguido como Doctor Honoris Causa en 2015.
Regresa de manera estable a Alemania, donde entre 1984 y 1988 ejerce como Catedrático (“C4.Professor”) en la Universidad de Bielefeld, siendo durante ese tiempo Profesor/Investigador Invitado por períodos cortos en la UNAM, la Universidad del País Vasco y el Colegio de Ciencias de Berlín. Entre 1988 y 1993 pasa a ser Catedrático (“C4.Professor”) de la Universidad Libre de Berlín, siendo durante ese tiempo Profesor Invitado por periodos cortos de la Universidad del País Vasco, de la Universidad de Leipzig, y también de la Universidad de Santiago de Compostela (en dos momentos diferentes: 1990, 1992).
Finalmente, alcanza la categoría de Catedrático (“Ordinarius”) en la Universidad de Munich en 1993. Durante el periodo de Munich fue Profesor Invitado de la Universidad de Valencia (en dos ocasiones), de la École Normale Supérieure de Paris (en dos ocasiones, la última por un año en la Cátedra “Blaise Pascal”), y de la Universidad de Santiago de Compostela (en dos momentos diferentes: 1997 y 2009).
Desde que es Catedrático por la Universidad de Munich ha ejercido como Director del prestigioso Instituto de Filosofía, Lógica y Teoría de La Ciencia desde 1993 hasta 2012, año en que se jubiló y pasó a ser Profesor Emérito de la Universidad de Munich. Ha sido Decano de la Facultad de Filosofía, Teoría de la Ciencia y Estadística de la Universidad de Munich los cursos 2000-2001 y 2001-2002. Además, es miembro numerario de la Academia de Ciencias de Baviera desde febrero de 2004. Y dejo sin mencionar otras distinciones y premios a fin de no extenderme en demasía.
Durante este tiempo ha publicado en solitario o como coautor unos diez volúmenes, algunos traducidos en diferentes lenguas. En el primero de ellos, de 1973 en Ariel –previo pues a su tesis doctoral–, y que responde al título de La estructura del mundo sensible. Sistemas fenomenalistas, ya muestra tempranamente su conocimiento profundo de propuestas fenomenalistas como las de Mach, Russell(-Whitehead-Nicod), Carnap en Der logische Aufbau der Welt y Goodman en The Structure of Appearance, su dominio en el uso de aparatos formales para la presentación y análisis de problemas filosóficos, y una capacidad de innovación de la que da cuenta su nueva propuesta: “el sistema T-S”. No es de sorprender que estas virtudes fueran reconocidas en su tesis doctoral donde aplica la metateoría estructuralista, con novedades respecto a los trabajos iniciales en esta corriente, para reconstruir y analizar filosóficamente la teoría física de la termodinámica. Tampoco es de sorprender que tales virtudes hayan estado presentes a lo largo de su trabajo investigador.
Entre los volúmenes de los que es autor o coautor no puedo dejar de volver a mencionar a Exploraciones metacientíficas, ya que supuso un importante impulso de las propuestas estructuralistas en el mundo de habla hispana. Además, deben ser sin duda mencionados los siguientes: el volumen de An Architectonic for Science. The Structuralist Program, la obra cumbre de la corriente estructuralista y de la que el Profesor Moulines es coautor con los Profesores W. Balzer y J. Sneed, publicada en Reidel en 1987 (con traducción al español en la Universidad Nacional de Quilmes, gracias en gran medida al discípulo suyo, y colega y amigo nuestro, el Profesor P. Lorenzano; el texto Pluralidad y recursión. Estudios Epistemológicos, en Alianza Editorial 1991; y el volumen Fundamentos de filosofía de la ciencia, del que es autor junto al también discípulo suyo, y colega y amigo nuestro, el Profesor José A. Díez (presente en este acto).
No puedo dar cuenta aquí de los más de 200 artículos publicados en diferentes lenguas por el Profesor Moulines (principalmente en inglés, alemán, francés y castellano). Muchos de ellos en revistas de alto impacto o en volúmenes de editoriales de gran prestigio, pero sin dejar de colaborar con revistas más modestas cuando se le solicitaba. Entre éstas la revista ÁGORA. Papeles de Filosofía, de la Universidad de Santiago de Compostela, ha contado con su colaboración en seis ocasiones. En todo caso, permítanme señalar que entre mis artículos preferidos del Profesor Moulines están:
- "A Logical Reconstruction of Simple Equilibrium Thermodynamics." en Erkenntnis, 1975;
- "Cuantificadores existenciales y principios-guía en las teorías físicas." en Crítica, 1978;
- "La ontosemántica de las teorías. Partiendo de Frege, hacia una ontología de la ciencia." en Teorema, 1980.
- (junto con W. Balzer) "On Theoreticity." en Synthese, 1980;
- "Ontological Reduction in the Natural Sciences." en Balzer, Pearce y Schmidt (comp.) Reduction in Sciences, Reidel 1984;
- "The Ways of Holism." en Nous, 1986;
- "La concepción estructural de las ciencias como forma de holismo." AGORA, 1992;
- "What classes of things are there?". en Martínez, Rivas y Villegas-Forero (comp.) Truth in Perspective. Recent Issues in Logic, Representation and Ontology, Ashgate, 1998 (volumen que recoge ponencias de un congreso organizado con motivo de V centenario de la USC);
- "Ontoepistemosemántica en perspectiva estructuralista". en Peris-Viñé (comp.), Filosofía de la ciencia en Iberoamérica: metateoría estructural, Alianza, 2012.
Hay muchas otras aportaciones que debo dejar sin mencionar. Pero la muestra es suficientemente significativa de sus méritos.
Profesor Moulines, en la distinción que hoy le hace la USC han pesado sin duda esos méritos, pero también que usted haya puesto su trabajo intelectual a disposición de esta Universidad. Ha dirigido en ella dos tesis: la mía, ya mencionada, en 1992; y posteriormente, en 2004, la de la Profesora María Caamaño, hoy en día integrada en la Universidad de Valladolid. A ello hay que sumar que uno de los doctorandos cuya tesis dirigió en Munich en 2005, el Profesor Xavier de Donato, hoy sea docente estable en esta Universidad.
Usted ha contribuido a la formación de doctorandos y de docentes del ámbito de la filosofía, con motivo de las cuatro ocasiones en que fue Profesor Visitante en esta Universidad. Además, ha participado en diferentes eventos en la USC a los que se le ha pedido asistir; déjeme destacar dos: el primero, la primera vez que estuvo en la USC con motivo de unas modestas jornadas que, con el título de “El problema del desarrollo científico y las propuestas de la concepción estructural”, se organizaron en mayo de 1989; el segundo, en septiembre de 2010 con motivo de la organización del “VII Encuentro iberoamericano de metateoría estructuralista”.
Al mencionar ese encuentro no puedo menos que evocar el primero de la serie en Zacatecas (México), en 1998. En torno a usted, que era el aglutinador, nos reunimos colegas de diferentes países de Iberoamérica que estábamos trabajando en el marco (en sentido amplio) de la metateoría estructuralista. Permítanme que use una expresión coloquial para describir aquel encuentro: “había buen rollo”. De hecho aquel congreso generó una serie de sinergias intelectuales y afectos personales, pese a tratarse de un evento de contribuciones complicadas, discusiones serias y muy vivas, que nuevas ediciones se han seguido prolongando desde entonces hasta hoy en día, cada dos años en un u otro lado del Atlántico. ¡Toda una excepción en nuestro campo!, ¡y, además, teniendo lugar en Iberoamérica!
Profesor Moulines, la Universidad de Santiago de Compostela le distingue por su trayectoria, pero también porque a lo largo de la misma ha tenido presente a la USC y ha ayudado a que ésta realice su tarea docente e investigadora en el ámbito de la filosofía, y específicamente de la filosofía de la ciencia. Agradecemos también el trato amigable con que siempre nos ha acompañado, trato que ha propiciado que muchas personas de esta Universidad o que han pasado por ella –de Filosofía y de otros centro; como por ejemplo, los Profesores M. Torrevejano, G. Serrano, o el recién fallecido A. Vara (que contaba con estar hoy aquí), además de los que ahora formamos el área de Lógica y Filosofía de la Ciencia; a saber: Uxía Rivas, Concha Martínez, Alejandro Sobrino, José Miguel Sagüillo, yo mismo y la última incorporación al área, Xavier de Donato¬; por mencionar algunos – se hayan, nos hayamos, sentido sus amigos. Nos ha enseñado a algunos y nos ha ganado en lo personal a muchos.
Si he mencionado a tantas personas en su relación con esta Universidad en este reconocimiento que la USC le hace es porque, como usted nos ha enseñado a quienes somos sus discípulos, no hay aportación posible, por relevante que sea, que se haya creado o constituido por alguien, por genial que sea esta persona, si no es gracias al trabajo de otra mucha gente. Y, ¡tal vez!, algo de su trabajo se haya visto facilitado por haber encontrado en su trayectoria, de cuando en cuando, al estar en Compostela, a quienes nos hemos visto impresionados por sus aportaciones y por su persona. Pero también las he mencionado porque nosotros, gracias a usted, hemos podido ver algo más lejos en lo que concierne al análisis filosófico de problemas epistémicos, semánticos y ontológicos – o mejor, ontoepistemosemánticos, como nos gusta decir pese a lo horroso del neologismo–, al habernos alzado sobre sus hombros.
Profesor Moulines, usted se suma a un grupo notable de Doctores Honoris Causa en Filosofía por la USC; a saber, los Profesores:
- José Luis Aranguren;
- Paul Ricoeur;
- Pierre Aubenque;
- John Corcoran; y
- James P. Griffin.
Esta Universidad le honra y se siente honrada al incluirle en tan selecto club. La USC y yo, como modesto padrino en este acto, le damos las gracias.