Pasar al contenido principal

Tomás Cuesta: «El agua regenerada representa un futuro muy prometedor»

Tomás Cuesta es docente en el área de Ingeniería Agroforestal en el Campus Terra
Tomás Cuesta es docente en el área de Ingeniería Agroforestal en el Campus Terra
Tomás Cuesta, docente de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería, reflexiona en esta entrevista sobre el papel de las aguas regeneradas en un contexto de cambio climático

El historiador tudense, Leopoldo Martínez Padín, decía hace dos siglos que “las aguas de riego eran una de las causas más comunes de la conflictividad rural en Galicia“. Algo que, a día de hoy puede resultar extraño si tenemos en cuenta la gran abundancia de recursos hídricos que caracteriza nuestro territorio.

Sin embargo, esta es una realidad sustentada históricamente en el déficit de aguas de riego durante la temporada estival, así como en los complejos sistemas de usufructo del agua en los diferentes ámbitos sociales y productivos.

A esto se le suma, en la actualidad, un contexto de cambio climático que está forzando la necesidad de aportar agua a cultivos que antes no la precisaban en las mismas cantidades. Y, en definitiva, a realizar una gestión más eficiente de la misma.

Ahí es donde entran en juego las aguas regeneradas, aquellas residuales depuradas que, tras recibir un tratamiento complementario, pueden volver a ser utilizadas en diversos ámbitos, transformando así el tradicional ciclo lineal del agua en uno más propio de la economía circular.  

Para comprender las verdaderas dimensiones de esta realidad, hoy conversamos con Tomas Serafín Cuesta García, docente en el área de Ingeniería Agroforestal en el Campus Terra y miembro del Grupo de Investigación Proyectos y Planificación (PROePLA).

Sus conocimientos en la gestión de aguas residuales en el campo rural, planificación de zonas regables y gobernanza del agua permiten trazar, en esta entrevista, una radiografía muy esclarecedora del presente y del futuro de nuestro territorio. 

-Su labor investigadora se centra en la gestión de los recursos hídricos, con especial atención a las aguas residuales en medio rural. ¿Qué avances o soluciones considera más relevantes para mejorar la sostenibilidad hídrica en estos entornos?

-En este momento tenemos herramientas muy potentes con el desarrollo, sobre todo, de dos sectores: automatización y sensorización, y la inteligencia artificial. Todos los mecanismos que tenemos de gestión de recursos hídricos pueden ser optimizados con herramientas que eran impensables hace 10 años.
La automatización nos permite tener datos en tiempo real, así como poseer algoritmos que nos ayudan en la toma de decisiones.

Del mismo modo, también estamos viviendo un cambio de mentalidad, un cambio de uso legislativo. Ahora mismo, algo realmente interesante es que podemos recurrir al uso de aguas regeneradas. Pongo un ejemplo.

El ciclo normal de consumo del agua comienza con su captación, por ejemplo, en un río, a costa de consumir energía. Se potabiliza y se presuriza, a costa también de consumir energía, para que sea consumida en los hogares o en la industria. ¿Qué sucede con ese agua? Que se ensucia y vuelve al río después de depurarla, ya que ese agua no sirve para volver a ser utilizada, en términos generales. Ahora bien, la legislación ya permite hacer uso de ese agua regenerada para, por ejemplo, riego de viales, para riego en parques y jardines y para ciertas funciones como es el riego de cultivos industriales.

El agua regenerada representa un futuro muy prometedor no solo en el sur, sino también aquí, en el norte, a causa de un claro escenario de cambio climático en el que se incrementa la irregularidad de las precipitaciones, tanto en el tiempo como en el espacio.

-La planificación de zonas regables y la gobernanza del agua son temas clave en la actualidad. ¿Cómo puede la investigación universitaria contribuir a una gestión más eficiente y equitativa de este recurso esencial?

-En Galicia tenemos una relación muy extraña con el agua, porque siempre tuvimos mucha. De hecho, siempre vimos el tener agua y el minifundio como un problema, cuando en realidad es una riqueza.

Nosotros regamos desde siempre, pero posiblemente no sabemos regar en Galicia. Es decir: regamos con otros criterios, haciendo un riego de apoyo. Y ahora hay que regar de otra manera.

Todos nuestros cultivos más rentables, como puede ser la vid, se están poniendo en regadío. En el maíz nos encontramos ya haciendo experiencias de riego por goteo. Estamos inmersos en una carrera para regar con menos agua y de forma más eficiente, porque el agua ya comienza a costar dinero y representa un porcentaje muy importante en la composición del precio del kilo de producto.

¿Qué podemos hacer nosotros? Aportar conocimiento. La universidad tiene la obligación y el deber de ir de la mano de la sociedad y de los productores/as para aportar técnicas de riego adaptadas a nuestra realidad. No podemos regar como en Almería, ni queremos hacerlo.

-A lo largo de su trayectoria ha publicado numerosos trabajos en revistas internacionales de prestigio. ¿Qué líneas de investigación considera más prometedoras en el ámbito de la ingeniería agroforestal en los próximos años?

-Todas las personas, ahora mismo, independientemente de nuestra formación, tenemos un reto compartido: el cambio climático.

Como ingeniero agrónomo veo grandes retos vinculados con el cambio climático y con la articulación del mundo rural. No podemos permitirnos dejar morir nuestro rural. ¿Quién va a mantener las praderas, por ejemplo, del Camino de Santiago cuando se jubilen los productores de carne de vacuno? No podemos depender de las brigadas para todo.

Además, cuando se contratan es, normalmente, demasiado tarde. Hay ahí un ámbito de trabajo técnico para poder dotar de sentido a ese mundo rural que, ahora mismo, está un poco desarticulado. 

El cambio climático, por su parte, es un reto inmenso para las generaciones futuras, sobre todo en relación con la seguridad alimentaria. Vivimos en un mundo globalizado muy cambiante. Necesitamos tener asegurados ciertos elementos o factores, no podemos depender tanto de la importación de energía o de alimentos, por ejemplo.

La legislación ya permite hacer uso de agua regenera para el riego de viales, el riego en parques y jardines o el riego de cultivos industriales
La legislación ya permite hacer uso de agua regenera para el riego de viales, el riego en parques y jardines o el riego de cultivos industriales

-Durante casi dos décadas desempeñó distintos cargos de gestión universitaria, entre ellos la dirección de la Escuela Politécnica Superior de Ingeniería. ¿Qué aprendizajes destacaría de esa etapa y cómo valora la evolución del Campus Terra?

-A título particular, yo provenía de una empresa privada. Y entrar en una institución en la que yo podía participar en la gobernanza, en la que tenía voz y voto en un consejo de departamento, me sorprendió muchísimo.

Yo creo que, desde estos puestos de responsabilidad, ejercí siempre con un sentimiento de deber hacia la sociedad que, en última instancia, es la que nos financia. Siempre digo el mismo: yo cobro, tú pagas. Yo tengo un deber de que, al final del mes, lo que tenga hecho sirva para algo. 

La Universidad de Santiago de Compostela y, en concreto, el Campus Terra, están muy enraizados en el territorio, lo que nos permite dar respuesta a los problemas locales sin perder nunca de vista, al mismo tiempo, el rumbo que lleva el resto del mundo.

-Además de su labor docente e investigadora, participa activamente en la evaluación de la calidad universitaria en España y Portugal. ¿Qué importancia tiene esta tarea para el fortalecimiento del sistema universitario?

-La calidad entró en España, tanto en las empresas como en las instituciones, de manera un poco forzada, con planes de calidad que eran ininteligibles y muy barrocos, muy burocráticos. Pero hoy en día es algo obligatorio en nuestra cultura: puede que yo haga bien o crea que haga bien las cosas, pero tiene que haber procedimientos para que conste y alguien pueda evaluar sí realmente estoy haciéndolo bien o no.

Incluso yo mismo puedo detectar qué cosas no estoy haciendo bien y que debo implementar ciertos mecanismos para garantizar el buen cumplimiento de estas funciones.

Hoy en día, la calidad es un requisito fundamental que cumplimos todas las universidades públicas: las privadas, no tanto. Y hay que decirlo. Además, a nosotros nos examinan cada cuatro años para los grados y cada dos años para los másteres. Y es un camino que no se puede desandar: somos una institución pública y tenemos que dar cuenta de lo que hacemos hasta con el último euro y hasta la última hora que se está, por ejemplo, en el despacho.

-En su opinión, ¿Qué papel debe desempeñar la universidad —y en particular el Campus Terra— en la transferencia de conocimiento hacia el sector productivo y el desarrollo rural sostenible?

-La universidad tiene que dar una formación para que tú puedas trabajar en Estonia, en China o en Francia, así como aportar amplitud de miras para poder ser crítico con el conocimiento.

El conocimiento no es como era antes. Antes yo llegaba a clase y le contaba al alumnado cosas que no sabían, ya que tenían dificultades para acceder a ese conocimiento. Hoy en día, el alumnado está muy bien conectado en todo momento: vienen a clase con los portátiles y las tabletas y pueden averiguar las fórmulas, los procedimientos o la formación que estoy contando en tiempo real.

Hay que darles otra cosa: hay que transmitir el conocimiento de una manera distinta, hay que proveer al alumnado con la capacidad de hacer algo más con lo aprendido. Y la especialización del Campus Terra permite que la universidad, con una función universal, no se olvide del territorio y ofertemos formación y títulos ajustados a las necesidades de nuestra sociedad.

Por ejemplo, ahora mismo estamos trabajando en un proyecto de riego con aguas regeneradas de depuradoras que está siendo coordinado desde aquí, desde Lugo, pero contamos con socios de Cataluña, Murcia e Italia. Pero la coordinación se hace desde aquí porque tenemos un conocimiento y una interacción que nos permitió “romper con las puertas” en los despachos de los diferentes centros y unificar proyectos mucho más ambiciosos.

-Tal y como lo plantea, parece una ventaja competitiva del Campus Terra, ¿no? Tanto a nivel institucional como a nivel social o, incluso, dentro del propio tejido empresarial local...

-Exacto. No me atrevería a decir la cantidad exacta de recursos captados este último año, pero puedo afirmar que el dinero que se capta desde el Campus Terra supone una cantidad muy importante, lo que nos permite desarrollar proyectos y formar doctorados, entre otras muchas cosas.

-Imparte docencia en titulaciones muy diversas, desde ingeniería agrícola y agroalimentaria hasta ingeniería civil. ¿Qué valor añadido cree que acerca esta transversalidad a la formación de los estudiantes del Campus Terra?

-Es una maravilla poder dar dos y más títulos. Esa es, probablemente, nuestra ventaja más importante. La transversalidad permite tener una visión holística, en nuestro caso, del rural. No lo veo solamente con mi visión productivista agrícola, sino que la puedo ver con una visión particular más completa.

Por ejemplo, el hecho de trabajar en Robótica nos permite dotar de un montón de medios al conjunto del campus, medios que trascienden a los demás grados y que permiten un aprovechamiento de las diferentes disciplinas para enriquecer la formación de nuestro alumnado.

-Como coordinador del Máster Universitario en Ingeniería Agronómica, ¿Cuáles son los principales retos y objetivos de esta titulación en el contexto actual del sector agroalimentario y ambiental de cara a los próximos años?

-Esta titulación está pensada para el futuro, para dar respuestas conjuntas de forma holística a problemas muy complejos. Y estoy particularmente muy orgulloso de que aquí, desde nuestra pequeña escuela, en el ranking BBVA estemos de número 1 en el grado de agrícolas en España, por ejemplo.

Es decir, la afirmación de que la calidad de nuestras titulaciones es muy alta está avalada, pero sí que es cierto que tenemos el reto de modernizar el plan de estudios, que viene lastrado por el hecho de, al ser una profesión habilitante, estar establecido por el Ministerio. Entonces, yo diría que tenemos una tarea pendiente en ese sentido: deberíamos tratar de actualizar el plan de estudios para poder seguir siendo punta de lanza como formación técnica.

Los contenidos de esta página se actualizaron el 11.12.2025.