Marta Rodríguez: «La innovación en la viticultura de precisión es la clave para que los viñedos puedan adaptarse al cambio climático»
Es bien sabido que el cultivo de la vid y la elaboración del vino se sustentan en una dilatada tradición que se remonta miles de años atrás, jugando un papel central en culturas como la griega o la romana en las que existía un culto alrededor de una divinidad, Dioniso y Baco, respectivamente, y de lo que esta representaba: auténtica pasión por el vino.
Una pasión que se apoya en un universo infinito de sabores, propiedades y matices que varían en cada botella. Pero que, en lugares como Galicia, también se fundamenta en el respeto por un sector productivo que contribuye a generar un 1,4% del PIB del país, ocupando un 3,5% de nuestro territorio e involucrando a más de 200.000 viticultores.
Una pasión, también, compartida por Marta Rodríguez Fernández desde que tiene uso de razón, y que la llevó a construir su trayectoria profesional alrededor de este microcosmos tan particular en busca de un futuro capaz de dar respuesta a desafíos tan acuciantes como el del cambio climático.
Técnico superior de apoyo a la investigación en el Campus Terra y Doctora en Ingeniería Agrónoma por la Universidade de Santiago de Compostela, Marta Rodríguez defendió a principios de este año su tesis doctoral ‘Viticultura de precisión para la caracterización y gestión de viñedos en un contexto de cambio climático’, un resumen perfecto de sus inquietudes científicas sobre las que se asienta una carrera investigadora muy prometedora.
Hoy la entrevistamos para que nos abra las puertas al fascinante mundo de la viticultura de precisión, para que nos descubra qué tecnologías serán las protagonistas de aquí a unos años y para que nos cuente cuáles son los retos que ponen en peligro la producción de vino en Galicia.
-¿Qué es la viticultura de precisión? ¿Qué tecnologías se están utilizando en la actualidad para llevarla a cabo?
-La viticultura de precisión es una práctica agrícola avanzada que emplea tecnologías y datos para gestionar de manera precisa los viñedos, optimizando tanto la producción como la calidad del vino.
Su objetivo principal es adaptar el manejo del viñedo a las características particulares de cada zona del terreno, buscando maximizar el rendimiento y minimizar el impacto ambiental, ajustando insumos como el agua, fertilizantes...
Actualmente, las tecnologías más empleadas bajo la viticultura de precisión son Sistemas de Información Geográfica (SIX), sensores en el viñedo, drones, satélites, imágenes multiespectrales e hiperespectrales, modelos predictivos, Big Data, robótica, maquinaria automatizada...
-Y en el futuro, ¿qué tecnologías prevé que jugarán un papel preponderante en la agricultura de precisión?
-En la viticultura de precisión el futuro estará marcado por el uso de la inteligencia artificial (IA), sensores, tecnología de datos y otras innovaciones que optimizarán cada etapa del proceso del cultivo de uvas y vino.
Los avances que se prevé que tendrán un rol preponderante son: sensores de campo y seguimiento en tiempo real, uso de drones para el manejo del viñedo, enfermedades, estrés hídrico... inteligencia artificial, análisis predictivo, vehículos autónomos y robótica en el viñedo, estudios de zonificación del terreno, modelos climáticos, adaptación el cambio climático...
-¿Pueden aplicarse estas noticias técnicas en todas las variedades por igual? ¿Cómo afecta la orografía a la viticultura de precisión?
-Las técnicas de viticultura de precisión se pueden aplicar a prácticamente todas las variedades de uva, pero su implementación y efectividad pueden variar según las características específicas de cada variedad, así como el tipo de vino que se busca producir.
Además, la orografía del terreno juega un papel crucial en la aplicación de estas técnicas. La orografía o configuración del terreno es un factor esencial en la viticultura de precisión, ya que afecta directamente al microclima, exposición solar y drenaje en cada parte del viñedo. Los terrenos montañosos y las pendientes pronunciadas, por ejemplo, suelen presentar variaciones del microclima y condiciones que requieren de un manejo aún más detallado.
-En su tesis doctoral, defendida este mismo año, ahonda en la importancia que tienen y tendrán este tipo de estrategias en el contexto de cambio climático que estamos viviendo. ¿Cuáles son las consecuencias climáticas más inmediatas a las que se enfrenta la producción vitivinícola? ¿Y a largo plazo?
-La producción vitivinícola se enfrenta a una serie de consecuencias climáticas inmediatas y a largo plazo, que afectan a la calidad, rendimiento y características de las uvas y del vino. Estas consecuencias están impulsadas principalmente por el cambio climático, que altera las condiciones ambientales y genera desafíos tanto a corto como a largo plazo.
Las consecuencias climáticas inmediatas están relacionadas con el aumento de las temperaturas, que afectan a la maduración de las mismas, episodios de calor extremo, olas de calor, estrés hídrico de las plantas... sequía y variabilidad en las precipitaciones a lo largo de la campaña, así como fenómenos climáticos externos, granizos, tormentas intensas o heladas fuera de la temporada que afectan a los viñedos de manera inmediata.
A largo plazo, las consecuencias del cambio climático en la producción vitivinícola están más ligadas al desplazamiento de las zonas de cultivo a medida que las temperaturas medias aumentan, cambio de perfil sensorial de los vinos, aumento en el riesgo de enfermedades y plagas, estrés hídrico acumulativo y agotamiento de los recursos, pérdida de la biodiversidad y cambios en el ecosistema.
Para afrontar estas consecuencias, los productores vitivinícolas están explorando nuevas variedades de uva más resistentes al calor y a la sequía, adaptando prácticas de manejo sostenible y usando tecnologías de viticultura de precisión para optimizar el riego, poda y otros factores.
También se estudian técnicas de manejo de dosel vegetal y cubiertas vegetales para reducir el impacto de radiación solar y preservar la humedad del suelo. La innovación en la viticultura de precisión, junto con el uso de técnicas sostenibles, es la clave para que los viñedos puedan adaptarse al clima cambiante y continuar produciendo vinos de alta calidad en un contexto de creciente variabilidad climática.
-Usted lleva un tiempo trabajando en un proyecto consistente en evaluar agronómica y enológicamente el tratamiento con ozono en variedades de Ribeira Sacra. ¿Cuáles son los hallazgos de esta investigación hasta ahora?
-El tratamiento con ozono en variedades de uva es una práctica innovadora que ofrece múltiples beneficios en la viticultura, principalmente en la protección contra enfermedades y en la reducción del uso de pesticidas y otros químicos, lo cual ayuda a mantener una producción más sostenible. El ozono, que es un poderoso agente oxidante, tiene la capacidad de eliminar patógenos y plagas de manera eficaz sin dejar residuos tóxicos en las uvas o en medio ambiente.
-Como podemos observar, el núcleo de su labor investigadora está en estrecha relación con el mundo del vino. ¿Qué la llevó a dedicarse a este campo en concreto?
-Crecer en una región tan rica en historia vitivinícola, rodeada de viñedos y de la tradición de vinos gallegos, es algo que me inculcó un respeto profundo por el arte de la viticultura y el valor del trabajo de generaciones, una pasión que llevo en las venas gracias mis raíces.
Crecí viendo como mi familia cuidaba de la viña, siguiendo una tradición transmitida de generación en generación: ese amor por el viñedo y el proceso de convertir la uva en vino me inspiró a querer comprender cada detalle que hace a cada botella de vino tan especial.
Me fascina descubrir como el suelo, el clima y las prácticas vitícolas afectan a la uva, y como cada pequeño ajuste puede dar a lugar a un perfil aromático o sabor completamente diferente. Además, la investigación en este campo brinda la oportunidad de aportar futuro a la viticultura, ayudando a los viticultores a adaptarse a nuevos desafíos como el cambio climático y la sostenibilidad. Cada avance en el conocimiento de variedades autóctonas y prácticas sostenibles es una manera de proteger y potenciar nuestro legado, y que, en cada copa, se puedan saborear siglos de historia, esfuerzo y pasión.
-Y ya para finalizar. ¿Qué consejo les daría a las nuevas generaciones que quieren comenzar su andanza en el mundo de la investigación científica?
-Para las nuevas generaciones interesadas en la investigación científica, ahondar en este mundo es tanto un desafío como una oportunidad de transformación. La ciencia requiere de pasión, perseverancia y una constante disposición para aprender y adaptarse. La investigación científica es un camino exigente, pero lleno de satisfacciones. No solo contribuyes al conocimiento, sino que también te formas cómo persona capacitada para resolver problemas, pensar críticamente y aportar al mundo.
Es un viaje fascinante y te hará crecer en muchas dimensiones.