Nerea Gandoy: «Los investigadores tenemos una deuda contraída con la sociedad: debemos compartir todo el conocimiento generado en los laboratorios»
La palabra tiene un poder inconmensurable. En las manos correctas, es la mejor arma que poseemos como sociedad para luchar contra la desinformación. Y también para dar voz a aquellas personas o, mismamente, objetos de estudio, que no disfrutan de ella.
Dentro de esta categoría se encuentran las enfermedades raras. Dada su baja prevalencia, suelen quedar relegadas a un segundo o tercer plano mediático, situándose también a la cola de las partidas presupuestarias públicas y de la inversión privada.
Precisamente para intentar revertir esta dinámica, es crítico poner en conocimiento de la población general la existencia de estas realidades invisibles, destacando la importancia de apostar por su estudio en profundidad. Esto es, precisamente, lo que vertebra la labor investigadora de nuestra entrevistada de hoy, Nerea Gandoy Fieiras.
Investigadora predoctoral en el Departamento de Anatomía, Producción Animal y C.C. Veterinarias del Campus Terra, miembro del Grupo de Anatomía Patológica Veterinaria – GAPAVET y presidenta de la asociación AgroMar, Nerea Gandoy dedica su tiempo al estudio de enfermedades raras, como los Defectos congénitos de la glicosilación, mediante la edición genética de peces cebra.
Algo que, al mismo tiempo, compagina con una ferviente pasión por la divulgación científica.
Pint of Science, DivulgaT, G-Night, Xuvenciencia... Y más recientemente, el I Congreso Ibérico da Xuventude Investigadora del Campus Terra, en el que recientemente ganó el Premio a la Mejor Comunicación Oral. La lista de actividades y acciones de divulgación en las que Nerea Gandoy ha participado no para de crecer. Un claro indicativo de que no será fácil perderle la pista en los próximos años...
Hoy echamos mano de sus valiosas reflexiones para conocer las vicisitudes de su trabajo con las enfermedades raras, la situación actual de la financiación en este ámbito científico y su experiencia como participante y organizadora del I Congreso Ibérico da Xuventude Investigadora.
-Sus líneas de investigación actuales se centran en el estudio de enfermedades raras. Dadas las particularidades inherentes a este objeto de estudio, ¿a qué dificultades se puede enfrentar una investigación en este ámbito? ¿Es sencillo conseguir la financiación necesaria?
-Las enfermedades raras, como su nombre indica, son aquellas poco frecuentes en la población. Existen más de 7000 enfermedades raras descritas. Aunque existan pocos enfermos en el mundo de cada una de ellas, el número de enfermos total es muy amplio.
La baja prevalecía es una importante limitación para su estudio, ya que es muy difícil determinar cuál es la sintomatología asociada. No tener bien descrita la enfermedad complica el diagnóstico y la investigación porque no podemos centrarnos en estudiar los síntomas reales. Además, estas enfermedades afectan normalmente a genes de la gran importancia biológica que están implicados en mecanismos muy complejos de las células.
Conseguir la financiación necesaria es otro de los puntos flacos de las enfermedades raras, puesto que el grueso de la financiación pública o privada se destina a enfermedades comunes que afectan a gran cantidad de personas, como la diabetes, el párkinson o el cáncer, quedando las enfermedades raras las últimas de la lista de prioridades.
Además, “enfermedades raras” es un término muy amplio que engloba enfermedades desde tipos raros de cáncer a defectos en procesos de las células. En nuestro caso, la financiación para arrancar el proyecto procedió de un proyecto de crowdfunding llamado Precipita. Promovido por la FECYT, millares de personas colaboraron con nosotros para formar parte desde proyecto.
-Usted participó en el proyecto ‘Pelayo y el pez cebra ayudan en la investigación de las enfermedades raras’, centrado en la investigación de los Defectos congénitos de la glicosilación. ¿Qué nos puede contar de este trabajo?
-Siempre que enfrento esta pregunta comienzo poniendo en contexto que es la glicosilación. La gente que tiene formación en el ámbito de la ciencias o ciencias de la salud, conocen bien los términos: proteoglicanos, proteínas glicosiladas o términos similares. Bajo mi experiencia, muy pocas veces nos paramos a pensar qué significa esto.
Para entenderlo tenemos que adentrarnos en nuestras células. Estas poseen ADN en su núcleo, que se transcribe a ARN y posteriormente se traduce en proteínas. Las proteínas son las grandes trabajadoras de nuestras células y realizan la mayor parte de los procesos necesarios para vivir. Para poder funcionar correctamente, precisan de “complementos” como los glicanos. Y la unión de estos glicanos a las proteínas se llama glicosilación.
Por poner un ejemplo, si nosotros fabricamos un coche con todos sus componentes, pero no le ponemos las ruedas, aparentemente tenemos un automóvil, pero en la práctica no puede alcanzar su funcionalidad, que es moverse.
Salvando las distancias, algo similar ocurre con los Defectos congénitos de la glicosilación. Son mutaciones en genes que participan en la glicosilación de las proteínas. Cuando una persona tiene alguna de estas mutaciones, sus proteínas no poseen glicanos y no pueden funcionar correctamente, por lo que la mayoría de los procesos celulares no se pueden llevar a cabo con normalidad. Y los enfermos presentan síntomas y signos en todos los órganos y sistemas de su cuerpo.
-En entrevistas previas a otros compañeros, se exploró la relevancia del pez cebra como modelo en investigación por su similitud con el genoma humano. En su campo de investigación concreto, ¿qué otras ventajas puede aportar trabajar con el pez cebra? ¿Qué otras especies serían buenas candidatas como modelo animal?
-La homología genética es una de las claves por lo que el pescado cebra es tan útil en el estudio de las enfermedades raras, ya que muchas de estas dolencias tienen su origen en genes concretos. El uso de un pez como modelo para el estudio de enfermedades humanas es extremadamente útil, ya que como vertebrados comparten gran parte de los procesos fisiológicos y órganos que desempeñan funciones similares a las de los humanos.
Además, sus características reproductivas facilitan considerablemente el su manejo. Por ejemplo, al tener fecundación externa, es posible observar todo el desarrollo embrionario desde el momento mismo de la fecundación, lo que resulta una ventaja única para estudios de desarrollo y genética.
Otro modelo interesante es el murino o ratón, uno de los más conocidos por sus numerosas ventajas. Sin embargo, la experiencia de otros investigadores en el uso de los ratones para el estudio de los Defectos congénitos de la glicosilación es que las mutaciones en estos genes no permiten la supervivencia de los embriones, declarándose incompatibles con la vida.
-Actualmente, usted es beneficiaria de uno de los contratos predoctorales que ofrece el Campus Terra. ¿Qué oportunidades le está brindando a nivel profesional y personal?
-Cuando estás realizando una tesis de doctorado, tu vida profesional y personal se ven muy entrelazadas. Esta etapa se caracteriza por la formación constante, imprescindible para nuestro futuro profesional, y muchas de estas enseñanzas acaban trasladándose a nuestra vida personal. Además, durante este tiempo se crea a tu alrededor una gran red de contactos gracias a la asistencia a cursos, congresos, estadías de investigación, participación en actividades diversas y un largo etc. Como fruto de estos contactos surgen colaboraciones y, en muchas ocasiones, amistades que perduran en el tiempo.
Contar con financiación en estos años fue esencial para poder dedicarme en exclusiva a la investigación, sin tener que compaginarlo con otras actividades profesionales complementarias. Esto fue un punto clave para poder profundizar en el conocimiento de los Defectos congénitos de la glicosilación y poder avanzar en los resultados.
-Uno de los aspectos que más destacan de su perfil como investigadora es la pasión que profesa por la divulgación científica. De hecho, usted viene de ganar el Premio a la Mejor Comunicación Oral del I Congreso Ibérico da Xuventude Investigadora. ¿Qué es lo que más le atrae de la comunicación científica? ¿Qué papel juega la divulgación en la sociedad actual?
-Fueron mis directoras de tesis las que me impulsaron a comenzar en la divulgación científica como una manera de luchar contra el miedo escénico. Y desde las primeras experiencias, me encandiló. Llevo participado en actividades de divulgación científica desde el año 2021, colaborando en actividades muy diversas: talleres en la calle, charlas en colegios de primaria, centros de FP y próximamente de ESO y bachillerato, la G-night, el DivulgaT y por supuesto congresos científicos. En todos ellos el interés por el proyecto fue muy acogedor.
Los investigadores tenemos una deuda contraída con la sociedad y por eso debemos compartir todo este conocimiento generado en los laboratorios, especialmente desde las universidades públicas. Mediante estas actividades podemos aportar nuestro grado de arena para luchar contra la desinformación que nos rodea diariamente, y promover el espíritu crítico. Además de inspirar y acercar la ciencia a las futuras generaciones de científicos y científicas, que son sin duda el mejor público.
-Y sobre el propio Congreso, ¿qué nos puede contar sobre su experiencia? ¿Qué importancia tiene generar este tipo de espacios para los y las investigadoras que están dando sus primeros pasos en el mundo de la investigación?
-Para mí fue un éxito rotundo, tanto a nivel de asistente como de comité organizador. Desde mi experiencia, creo que este tipo de actividades siempre merece la pena asistir, especialmente cuando se lleva a cabo en nuestra ciudad.
Para nosotros este tipo de actividades tiene un gran valor ya que nos permite compartir los primeros resultados de nuestros trabajos científicos, crear red de contactos y compartir nuestras experiencias con otros. Además, las mesas redondas que se crearon con empresas y responsables de diferentes agencias permitieron aclarar muchas dudas con respeto a nuestro futuro profesional.
-Además, usted es la presidenta de la Asociación de investigadores AgroMar ¿En qué consiste esta agrupación?
-AgroMar es una asociación de investigadores vinculados al Campus Terra de Lugo. Está compuesta principalmente por investigadores predoctorales y postdoctorales. Entre los objetivos de esta organización está el ser un canal de unión entre nosotros, para poder compartir experiencias y tejer redes.
Actualmente la principal actividad llevada a cabo desde la asociación es fomentar la divulgación científica y conectar la investigación universitaria con la ciudadanía a través de proyectos como las Rutas Científicas, la G-Night, el Pint of Science o el DivúlgaT, colaborando tanto en la organización como en el desarrollo de las actividades.
Inicialmente, la asociación nació en la Facultad de Veterinaria, pero hoy en día cuenta con miembros de distintas facultades, tanto como asociados como en la directiva.
-Y ya para finalizar, ¿qué consejo les daría a las nuevas generaciones que quieran internarse en el mundo de la investigación científica?
-En primer lugar, avisar de que la investigación es una carrera de fondo, con muchos experimentos que no salen como esperabas, burocracias que parecen interminables... Por lo que es importante aprender a hacer frente a la frustración y no rendirse, ya que el esfuerzo merece la pena.
Mi consejo, bajo mi experiencia, es que aprovechen todas las oportunidades que se brindan desde la universidad, que hagan prácticas y que, si sienten interés por un tema en concreto, hablen con los miembros de los grupos de investigación. Nunca se sabe dónde puede encontrar uno su lugar...