Veterinaria acoge la reunión de arranque del proyecto europeo Alertox-Net, liderado por el Campus Terra de la USC
La Facultad de Veterinaria acaba de acoger la reunión de arranque del proyecto europeo, al amparo del Programa de Cooperación Territorial Interreg V y que recibirá fondos por un importe global de tres millones de euros, Alertox-Net, liderado por el Campus Terra de la USC y que con una duración de tres años pretende desarrollar una red de alerta de toxinas marinas que permita aumentar la seguridad de los consumidores, así como establecer algún posible indicador de riesgos relacionados con el cambio climático.
El consorcio internacional que integra el proyecto está conformado por miembros del Marine Institute de Galway, de la Universidad de Galway, de la Queens University de Belfast, del CEFAS de Weymouth, del Centro da Energía Atómica de París, del Ifremer de Nantes, del CIIMAR-Univ Porto, de la Fundación AZTI de Bilbao, del Intecmar de la Xunta de Galicia, y del Consello Regulador do Mexilón de Galicia, las cuales se reunieron el pasado miércoles con miembros del grupo de investigación Farmatox de la USC (GI-1682), dirigido por el catedrático del Departamento de Farmacología, Farmacia y Tecnología Farmacéutica Luis Miguel Botana y con sede en la Facultad de Veterinaria del Campus Terra.
El objetivo de esta futura red de alerta de toxinas marinas emergentes es el de ser un órgano de información y asesoramiento a todos los sectores afectados (productores, distribuidores y comercializadores y consumidores). La creación de una base de datos pública y que integre toda la información existente sobre riesgos y productos, desarrollar y compartir métodos de detección de toxinas y la elaboración de informes y estudios sobre toxinas no legisladas, son otros de los cometidos de este proyecto europeo.
Alertox Net es el tercer proyecto de investigación para el cual el grupo de investigación Farmatox de la USC alcanza financiación a través del Programa de Cooperación Interregional Interreg, según señala Luis Miguel Botana, quien explicó que esta nueva iniciativa en el campo de la I+D+i permitirá dar continuidad a las acciones ya desarrolladas en el marco de los dos proyectos anteriores: Atlantox y Pharmatlantic. Estos programas internacionales posibilitaron el desarrollo de nuevos métodos para la detección de toxinas marinas emergentes, así como el posterior desarrollo y creación de medicamentos y fármacos a partir de estos productos marinos.
La labor de investigación realizada por el grupo de investigación Farmatox de la USC al amparo de los proyectos Atlantox, primero, y Pharmatlantic, después, dieron pie a alrededor de 10 concesiones de patentes, además de la publicación de cerca de un ciento de artículos en revistas científicas internacionales de elevado impacto. Este bagaje científico también contribuyó, según indica Luis Miguel Botana, a focalizar la atención en los nuevos riesgos que surgen a causa de los efectos del cambio climático y también como consecuencia de la acción del ser humano, factores que causan y/o favorecen la aparición de toxinas emergentes y de inminas cíclicas.
Los efectos del cambio climático hacen que las aguas calientes suban de latitud y cambien los perfiles ecológicos. Estas transformaciones implican variaciones en las poblaciones de microalgas y la aparición de toxinas emergentes. Estas nuevas toxinas resultan desconocidas y también están fuera de cualquier mecanismo de control o reglamentación normativa. A las consecuencias deparadas por el cambio climático hace falta sumar otros efectos deparados por la acción del hombre, como fue el caso del Canal de Suez, una obra de ingeniería que hizo posible que toxinas procedentes del Índico se expandiesen por el Mediterráneo. Hace falta destacar los riesgos para la salud pública que deparan las tetrodotoxinas (toxinas de origen bacteriana que pueden estar en cualquier parte y de las que no se conoce su ecología).
La toxina del pescado globo se apuntó en un primer momento como origen de estas toxinas emergentes, pero el posterior descubrimiento de la toxina de las playas (palitoxina), que provocó el cierre de arenales y áreas de baño desde Italia hasta el Algarve portugués, o los casos de presencia de tetrodotoxina de mejillón registrados en Holanda, Inglaterra o Grecia, o de concha marina, en Málaga, activaron la creación de un grupo de trabajo en la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en el que participó Luis Miguel Botana y que acordó la pertinencia de hacer una legislación sobre tetrodotoxinas por el grave riesgo que suponen. La reciente opinión de EFSA sobre las tetrodotoxinas se basó mucho en el trabajo proporcionado por Atlantox.